El presidente de la Ciudad y el portavoz del Gobierno, han
salido al unísono en dos medios distintos para responder al
presidente de la A.D. Ceuta tras sus declaraciones en el
programa “Club Deportivo”: Juan Vivas en Radio Ceuta y
Guillermo Martínez en RTVCE.
El tenor de ambas declaraciones es idéntico para justificar
la actuación de la Ciudad Autónoma. Los argumentos
esgrimidos, por uno y otro, similares y las contradicciones,
también.
Guillermo Martínez con un discurso muy retórico afirma que
la Ciudad no ha incumplido sus compromisos con el Ceuta que
concedió 400.000 euros de subvención y otros 300.000 más
para el Plan de Saneamiento. Después, habla de “un
compromiso no escrito” de apoyo complementario, a través de
RTVCE por los derechos de imagen, que contó con el informe
negativo del Interventor.
Los compromisos “no escritos”, cuando hay personajes
públicos que gestionan el dinero público y ostentan cargos
de responsabilidad, deberían ser tan legítimos como los
compromisos que se rubrican. En este contexto, no cabe el
más mínimo desliz de picaresca, argucia o artificio para
desmarcarse (ya que hablamos de fútbol), por lo que hay que
responder cuando hay en juego grandes responsabilidades y
cantidades de dinero importantes.
Además, los informes técnicos del Interventor, que no
incidieron en precedentes convenios de idéntica naturaleza
con el mismo carácter negativo de la denegación, harían
presuponer que en otras etapas y con otros protagonistas, o
se actuó con extrema ligereza o no hubo problema alguno en
ser generosos en extremo y ahora muy cicateros. Y en estas
contradicciones, nunca se puede obviar que haya falta de
rigor como lo hay cuando Guillermo Martínez habla en sus
delaraciones a RTVCE de “momento de bonanza económica” en
otra época pasada con Escane en la presidencia y que las
subvenciones “estaban acordes con esa alegría económica”.
No se trata de alegrías o tristezas, porque no se plantean
emociones ni estados de ánimo. Estamos hablando de dinero
público, de cómo se ha distribuido y se distribuye ahora, de
cómo se hizo antes y cómo se hace ahora. Y quienes generaban
las “alegrias” en otro tiempo, en éste no pueden quedarse en
una actitud de justificar lo injustificable.
Tan contradictorio es Guillermo Martínez en su pretendida
defensa de disfrazar un comportamiento que ni ha sido serio
ni riguroso ni fiable, que manifiesta que la Ciudad intentó
una gestión adicional incluyendo la dotación económica de
300.000 euros correspondientes al Plan de Saneamiento de
2013, para que una entidad bancaria lo pudiera anticipar,
pero que no hay capacidad económica ahora para los equipos
de fútbol. De manera que, pese a no haber “incumplido” sus
compromisos, la Ciudad intenta suplir la negativa del
Interventor con otra fórmula económica, lo que evidencia
que, sabedores de su comportamiento, los responsables
políticos han intentado paliar su falta de compromiso.
José Antonio Muñoz Serrano dijo el lunes que la Ciudad no
había cumplido con la A.D. Ceuta y ahora aquélla, se ampara
en un recurrente y no menos demagógico argumento de la
situación económica actual y las prioridades de paro, para
derivar sus contradicciones hacia una especie de
malentendido que no es tal.
Lo cierto es que aquí, se ha pasado de buscar el ascenso a
Segunda División A y situar a la A.D. Ceuta como el
paradigma de la difusión turística de Ceuta a condenarlo al
olvido, a tratar de mitigar las ilusiones de quienes ven en
el equipo de su tierra una forma de igualarse al resto de
ciudades españolas, como dice Juan Vivas (y no solo en los
niveles de renta o de servicios básicos) y, en vez de
mirarse en el espejo de la hermana ciudad de Melilla, nos
olvidamos de todo y tratamos de hacer borrón y cuenta nuieva.
Desde luego, visto lo visto, en algo sí tiene razón
Guillermo Martínez: de las alegrias económicas, hemos pasado
a la tristeza de una falta de seriedad total.
La Ciudad ha dicho lo políticamente correcto, que no quiere
decir que sea la verdad. No siempre lo conveniente es lo
cierto, como tampoco siempre se defienden los mismos
intereses y la A.D. Ceuta en los últimos años, ha sido un
ejemplo vivo de cuanto decimos.
Dicen que la verdad sólo tiene un camino pero para algunos,
también tiene muchas aristas y no pocas justificaciones.
|