Es lo que podríamos sacar en
conclusión del debate del estado de la Ciudad, del pasado
martes.
Y es que ya va siendo hora de ir recortando, también, el
palabrerío que aparece en circunstancias como esta, mientras
los hechos brillan por su ausencia.
Y, también, en esta ocasión, hay cierta coincidencia en los
dos grupos de la oposición, de que el Gobierno de Juan Vivas
está agotado y que el presidente, cada vez más, se encierra
en su despacho y no hace demasiados “viajes” por las partes
de la ciudad que debería conocer perfectamente.
Partiendo de esta situación y con lo que encierra la
realidad que nos rodea, Vivas garantiza la solvencia de la
Administración para sostener los servicios y el empleo
público. El Gobierno mantiene su compromiso de “favorecer la
cohesión social hasta el límite de sus posibilidades”,
posibilidades que cada vez se van reduciendo más.
Claro que a todo esto había que ver qué es lo que iban a
decir desde la oposición y Caballas no tardó en dar el
primer golpe sobre la mesa y decirle al presidente que “su
Gobierno da síntomas de precariedad y de agotamiento”, cosa
que puede tener sus puntos de razón si nos atenemos a la
situación de hoy y como se intenta atajar desde el propio
Gobierno.
Y el portavoz del grupo Caballas no tardaba en mostrar algo
que se ve, a las claras, desde fuera:”No puede negar que es
la oposición la que va marcando la acción de gobierno”. Mala
cosa es que la situación vaya por esos derroteros.
Por si todo esto no fuera suficiente para tratar de “llevar
a las tablas” al presidente, el líder del PSOE, José Antonio
Carracao, le espetaba, a las primeras de cambio que “su
Gobierno es una mala noticia para estos tiempos”, remachando
que la Ciudad está a la deriva con un Gobierno que da
manotazos y que naufraga:”lo que estaba mal va a peor”.
Y a todo esto ¿Quién cubre las espaldas de Juan Vivas?.
Prácticamente nadie, y digo eso de, “prácticamente”, porque
salvo Martínez Arcas y muy poquito más, el Gobierno de Juan
Vivas no tiene pesos-pesados para apoyar con fuerza y con
auténtico sentido, en momentos como los que estamos pasando.
Una mayoría aplastante como la que tiene Juan Vivas debería
dar de sí lo suficiente, como para atajar todos los flancos
por donde sale la oposición, pero la poca talla de la mayor
parte de los componentes de ese Gobierno dejan al presidente
casi solo en la defensa de los ataques adversarios.
Porque ¿Quién salió al paso cuando Carracao dijo que “no
todo es la frontera o Marruecos”?. ¿Quién salió al paso
cuando el portavoz de los socialistas le dijo:”salga del
despacho”?.
Es una situación en la que hay cantidad, pero la calidad, la
base segura es, prácticamente, inexistente. Es un Gobierno
sin personas con verdadero peso, si dejamos de lado a
Martínez Arcas y muy poco más, en torno al presidente.
Hablábamos de palabras y de hechos, “ha obviado los datos
objetivos y no ha dicho que el 60% del problema juvenil está
en el paro”, sentencia que le enviaron desde el grupo
Caballas.
Todos los problemas denunciados están muy bien pero ¿Qué
aporta la oposición, fuera de esas denuncias?. El Gobierno
sabemos que aporta poco, muy poco, pero la oposición, al
menos ahora mismo, “casi nada”. Es lo que hay y es lo que
hubo.
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