El Murallas de Ceuta rozó ayer el cielo con la punta de los
dedos antes de caer hasta los infiernos del descenso. Y es
que el equipo caballa disputó el último tramo de su partido
con la permanencia en el bolsillo, gracias a su victoria
sobre el San Roque y a los resultados de Ayamonte y
Marinaleda, que perdían frente a Mairena y Cádiz ‘B’,
respectivamente. Una vez señalado el pitido final, el cuadro
caballa se mantuvo tranquilo. Expectante. Por entonces el
Marinaleda había conseguido empatar frente al filial cadista,
resultado que le seguía valiendo, al tener ganado el gol
average.
El encuentro entre sevillanos y gaditanos finalizó con el
1-1, y estalló el júbilo en el José Benoliel. Jugadores,
cuerpo técnico y aficionados celebraron el empate de uno de
sus máximos rivales porque significaba la permanencia.
Fueron varios minutos de euforia contenida, celebraciones y
abrazos. Pero la alegría hizo olvidar, por unos momentos, al
último de los rivales directos que todavía estaba jugando.
Después de ponerse por delante en el marcador. el Ayamonte
veía como en apenas diez minutos el Mairena le daba la
vuelta al resultado, situando un 2-1 que lo dejaba fuera de
la categoría.
Sin embargo, un gol en el tiempo de descuento permitía al
conjunto onubense conseguir un empate que forzaba un triple
empate en la clasificación con Marinaleda y Murallas de
Ceuta. Por separado, el equipo caballa ganaba en el gol
average a sus dos rivales pero, conjuntamente, y tras
contabilizarse los puntos obtenidos únicamente entre los
tres equipos (a modo de liguilla) era el Ayamonte el que
conseguía la permanencia, dejando a los ceutíes con la miel
en los labios.
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