Reconozco que como vaticinador soy
un desastre. Sobre todo cuando he pronosticado que tal o
cual político conseguiría o dejaría de conseguir cualquier
logro que se hubiera propuesto. Por lo tanto, ya me guardaré
yo muy bien de opinar acerca de si Mohamed Alí será,
o no, alcalde de esta ciudad en el año 2019. Tal y como
parece augurarlo Juan Luis Aróstegui.
Ahora bien, Aróstegui, como pitoniso de resultados
electorales, también ha dejado siempre mucho que desear. Así
que cabe poner en duda que el nuevo coordinador general de
Caballas, MA, pueda acceder a la alcaldía dentro de siete
años. Por cierto, siete años son muchos años. Máxime cuando
“una semana es un largo período en política”.
Aun así, es decir, poniendo reparos a lo profetizado por el
hombre que sigue liderando a Caballas, por más que haya
accedido a esa pantomima de la I Conferencia Política de la
coalición para revestir de poder ficticio a Mohamed Alí,
conviene seguir la pista siguiente: Juan Vivas parece
ser que está en el tramo final de su carrera política en la
ciudad y tal vez haya fijado en siete años su renuncia a
continuar en el poder. Salvo contratiempo de cualquier
índole.
La renuncia de Vivas a presentarse como candidato, cualquier
día, aunque este día esté a siete años vista, no deja de ser
un problema para esta ciudad: pues, desparramando la mirada
en todas las direcciones, uno no halla al político adecuado
para ocupar el cargo que dejaría vacante Vivas. Y lo dice
uno que confiesa, a cada paso y donde le apetece, estar en
desacuerdo con muchas de las formas de proceder de la
primera autoridad local. Por no ser, precisamente, un fan
suyo. Que los tiene, ¿eh? Y muchos. A pesar del desgaste que
viene sufriendo.
Sí; digan ustedes lo que quieran. Repitan a coro, si así lo
desean, esa frase hecha de que en el país de los ciegos el
tuerto es el rey. Y hasta están legitimados para repetir,
una y mil veces, que a rey muerto, rey puesto. Y, si me
apuran un poco, tampoco deberían cortarse lo más mínimo en
echar mano de esa otra expresión tan tremebunda: Los
cementerios están llenos de imprescindibles. Y así podrían,
con todo derecho, seguir haciendo uso y abuso de refranes y
proverbios, a fin de combatir mi parecer.
Pero conviene volver a Aróstegui, cuya declaración sobre que
Caballas va a trabajar duramente para que Alí sea quien
reemplace a Vivas en 2019, lleva aparejada una labor que la
coalición comenzó desde su nacimiento. Que no es otra que la
de estar todos los días presentes en los medios. Generando
noticias para hacerse visible sin solución de continuidad.
Caballas está manteniendo un discurso con el cual trata de
dividir a los habitantes entre privilegiados y apestados. Y
lo hacen a sabiendas de que, además de ser mentira, su
insistencia denunciadora es peligrosa. Muy peligrosa.
En el último acto que Caballas ha celebrado en el salón
dedicado a tales efectos en el edificio municipal, con menos
de media entrada -que diría un cronista taurino-, para la
puesta en escena del nuevo coordinador general, Alí,
Aróstegui, verdadero líder de la coalición, ha vuelto a
manifestar que está en contra de los racistas de esta
ciudad. Que son muchos, según él. Y, encima, ha clamado
contra los privilegios. Sin sentir un ápice de vergüenza.
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