La visita realizada ayer por el
ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sirvió para ver
la multiplicidad de frentes abiertos en materia de seguridad
en la ciudad autónoma. Por un lado está el reto que afronta
el nuevo jefe del Cuerpo Superior de Policía, Pedro Luis
Mélida, quien reconoce que Ceuta no es precisamente una
ciudad “fácil” desde el punto de vista policial. Y es que
Ceuta es “singular” para todo, para lo bueno y para lo menos
bueno, y muchas de estas especificidades en materia de
seguridad provienen de su carácter de ciudad fronteriza con
un país extracomunitario y también como territorio
extrapeninsular. Mélida llega con un buen bagaje a sus
espaldas, pues como jefe superior que ha sido en Andalucía
Oriental, no le son en absoluto desconocidos problemas o
tipos delictivos específicos como el narcotráfico o las
redes de tráfico de personas que dan lugar a la inmigración
clandestina. La nueva jefatura y la problemática particular
de la barriada en la que pretenden implantarla, el Príncipe,
fueron otros de los asuntos sacados a colación ayer, así
como la mejora de la frontera del Tarajal y del último tramo
de la carretera N-352, todo ello, en momentos de fuertes
restricciones presupuestarias, como también destacan todos
los responsables políticos.
Marruecos marca no sólo a Ceuta, sino la política general
del país, y así lo demostraron tanto el ministro como el
director general de la Policía con sus reiteradas
referencias a la importancia de mantener unas buenas
relaciones, de “cooperación y colaboración”. Fernández Díaz
apeló a la capacidad del nuevo jefe superior para no sólo
mantener sino “intensificar” estas relaciones, en beneficio,
asegura, de Ceuta, de la Nación en su conjunto y también del
país vecino. De ellas depende, afirmaron, la seguridad de
todos, y a la ciudad autónoma le corresponde en ello un
importante papel que quizá el ministro quiso recalcar con su
presencia, también excepcional, en la toma de posesión del
jefe superior de Policía en Ceuta.
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