Rotundamente sí”. El concepto de felicidad: tan buscado,
anhelado, intangible y efímero, ha sido quebradero de cabeza
para multitud de pensadores de la civilización a lo largo de
la historia, pero no solo para ellos, sino para cualquier
ciudadano de a pie que, consciente o inconscientemente,
dirige su vida a encontrarla. El departamento de filosofía
del Instituto de Educación Siete Colinas, consciente de la
relación del pensamiento filosófico sobre la concepción del
mundo y cómo se reflexiona sobre él, acaba de celebrar su
‘Primer Certamen de disertación filosófica’. El término
elegido para reflexionar ha sido precisamente ese anhelado
intangible: la felicidad. “¿Es posible la felicidad?” Se les
preguntaba a los alumnos, con el ánimo de despertar en ellos
un ejercicio de introspección, de análisis de la sociedad y
su relación con la filosofía.
La primera alegría para los profesores del departamento ha
sido la alta participación de los alumnos, más de 50 jóvenes
han presentado su disertación, por lo que los convocantes
esperan que el concurso se pueda repetir en próximas
ediciones.
¿La sorpresa? Según una de las tutoras del área, Silvia
Noguera, la alta calidad de las redacciones, lideradas por
una especialmente llamativa para todos los miembros del
jurado, la firmada de manera anónima por ‘Desde mi
observatorio de la vida’ (las bases del certamen exigían el
anonimato del concursante) y que pertenece a la alumna de 1º
de Bachillerato Lidia Guevara.
“¿Es posible la felicidad? Rotundamente sí”, responde la
alumna, que define este concepto como “un conjunto de
factores relacionados entre sí, pero que a la vez funcionan
de una forma completamente autónoma. A veces necesitamos que
todos confluyan, y en otras, uno sólo nos permite alcanzar
esa plenitud”.
A lo largo de su disertación, Guevara ha relacionado la
felicidad con la Constitución de 1812, en la que quienes la
redactaron plasmaron que “el objeto del Gobierno es la
felicidad de la Nación”. La joven estudiante, ve en este
artículo número trece de ‘La Pepa’ la definición de la
esencia de la vida, al formular aquellos políticos que “el
fin de toda sociedad política es el bienestar de los
individuos que la componen”. Con la madurez que le ha valido
el premio y ha sido alabada por todos los integrantes del
departamento de filosofía del centro, la joven entiende que
la búsqueda de la felicidad va más allá (en realidad está
muy lejos) de ser un objetivo político y en su escrito
afirma que “toda persona, independientemente de cualquier
condicionante por el que pueda verse afectado, tiene el
derecho y, sobre todo, la obligación de luchar por alcanzar
su felicidad”.
Tal y como observan sus tutores, Lidia analiza con acierto
la frustración y el vacío que sienten quienes buscan la
felicidad en el dinero, la fama y el lujo, en contraposición
a otras personas, “quizá altamente cualificadas, que
abandonan sus posesiones para ir en pos de un ideal, y aún
atravesando incontables penurias, disfrutan de los pequeños
placeres que proporciona una existencia vivida de forma
coherente con su escala moral”. “¿Por qué ser feliz es tan
complicado?” se pregunta la joven estudiante, que pese a su
talento para escribir tiene claro que quiere dedicarse a las
ciencias, en concreto encaminar sus estudios a cumplir su
sueño de ser piloto. “Quizá nosotros mismos seamos los
responsables de hacer de ello un proceso complejo”. “Esa
sociedad te crea la necesidad ficticia de comprar lo que no
necesitas, de ser la más alta, la más guapa, la que tenga el
mejor coche, la que usa la ropa más cara. Pero cada
individuo es responsable y libre de entrar o no en su juego.
Cierto es que un paso no hace viaje, pero siempre hace falta
dar un primer paso para ponerte en marcha y alcanzar tu
destino”, afirma con madurez la ganadora.
La ironía, intensidad y frescura del escrito, en el que ha
entremezclado conceptos filosóficos con la historia, la
sociedad actual, así como su propia experiencia personal,
han cautivado al jurado, que ayer hacía entrega a la joven
de un diploma y un ordenador portátil de última tecnología.
Más allá de este premio quedará la publicación de su
personal reflexión en la revista anual del instituto. Con
ella, y de forma colateral quizá consiga hacer reflexionar a
otros compañeros, profesores o padres sobre una idea tan
conocida como difícil de definir.
|