A poco que avances en la lectura de estas líneas, sabrás de
sobras que me refiero a ti , a ese integrante “selecto” de
ese, cada vez mayor, grupo de personas (por denominaros de
alguna manera) a las que “adornan” características
psicológicas y conductuales como las tuyas.
Sois individuos mediocres, con la suficiente capacidad
intelectual para ser conscientes de vuestra mediocridad y no
aceptarla. Resulta obvio, que la constancia de vuestra gris
y triste existencia os genera un estado de frustración que
invariablemente tratáis de pagar con los demás. Eso sí,
seleccionando muy bien quien será vuestra victima. Nunca
será una persona poderosa o con relevancia social, ante
cualquiera de esas sois sumisos, halagadores y serviles,
esperando la mendicidad de cualquier dádiva, favor o
prebenda (sé que tipo de “excepción” andas mendigando
actualmente y todas las anteriormente conseguidas). Esa
actitud con los poderosos se transforma automáticamente
cuando se os cruza en el camino cualquier ser que os pueda
liberar o aliviar de la mucha “mierda” que, a diario,
tragáis. La transformación es total, ese individuo, antes
obsequioso, servicial y hasta simpático, sufre una impúdica
mutación para convertirse en un ser soberbio, cruel e impío
que intenta machacar y pisotear a esa persona que para él no
entra en el grupo de sus intereses.
Una vez realizada la faena o la humillación, vuestro
raquítico y despreciable ego se encuentra momentáneamente
aliviado al comprobar “lo poderosos” que os creéis ser y
parecer, puesto que, según pensáis, os vais acercando a
vuestro grupo de referencia. Obviamente, este pisoteo a la
victima, para que os produzca un balsámico efecto
terapéutico debe de ser público y notorio, de forma que así
satisfaga más a vuestra miserable autoestima.
Lo curioso del caso es que sólo sois fachada, una auténtica
mentira incluso para vosotros mismos, que os llegáis a creer
que tenéis algún tipo de valor, cuando lo único y
verdaderamente cierto, es que sois “sacos” de frustración
con apariencia de personas, porque entre otras vilezas sois
incapaces de reconocer vuestras miserias y
“especificidades”. A veces, como consecuencia de vuestro
natural servilismo con los de arriba, llegáis a ocupar hasta
puestos de cierta relevancia social que, obviamente no os
corresponden y como sois conscientes de que no tenéis los
méritos necesarios para ese desempeño, volvéis a entrar en
ese despreciable circulo vicioso de
frustración-servilismo-despotismo.
Como te decía al principio, no creas que eres único en esa
“especie”. Sois muchos y en aumento, en consecuencia las
personas normales, en contacto diario con vosotros, nos
estamos vacunando y creando anticuerpos. Comenzáis a tener
serios problemas, ya que, a veces, ni siquiera sabéis elegir
a las víctimas.
En esta vida nada sale gratis, te lo garantizo y,
obviamente, algún día, pagarás tu peaje. En cualquier caso,
como sabes quien soy y a quién me dirijo, me pongo a tu
entera disposición cuando quieras y en el ámbito que
quieras. Sé que no tendré esa suerte, ya que en la anterior
relación de vuestras “virtudes”, se me olvidó una de ellas
que genéricamente os caracteriza: LA COBARDÍA
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