La entrada, festiva, de este mes
de mayo no es nada alegre con lo que acaba de decir el
ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, de que “los
ajustes son imprescindibles y que no son el principio del
fin”.
El jarro de agua fría que nos acaba de soltar en toda la
cabeza no es sorprendente, lo veíamos venir desde el
principio de la legislatura, una legislatura que lleva el
apodo de “La apisonadora pepera”.
Pediría, si fuera posible, que Gallardón se empeñara, con
sus funciones, en ordenar la persecución de los delincuentes
mayores, los de guante blanco y con bancos en paraísos
fiscales. De esta manera se recuperaría, y mucho, el poder
económico de éste país.
Como siga la cosa así: recortes y más recortes mientras los
precios siguen subiendo una barbaridad, vamos directos a la
ruina económica, los ciudadanos y el país, como muestra: en
el puente pasado ya he consumido más de la mitad de los
emolumentos del mes, lo que significa, además, que la crisis
vuelve a apoderarse de mi entorno más cercano.
Cerremos, provisionalmente, este capítulo de crisis y
pasemos a lo que interesa esta vez: escribir sirve de algo
¿no?
Lo explico porque en algún que otro artículo de opinión que
publiqué en “El Pueblo de Ceuta” opinaba sobre la dejadez de
las autoridades ceutíes en relación al caos urbanístico y de
seguridad… me alegra sobremanera la decisión que acaban de
tomar las mismas autoridades sobre el tema.
Ya era hora que decidieran entrar a saco en el problema de
las viviendas ilegales y hacer cumplir la ley aunque no sea
a rajatabla.
Principalmente porque de todos los amigos, conocidos y demás
que han visitado Ceuta, que no son caballas, un 85% hablan
solo de la pobreza humana y urbanística reinante en nuestra
ciudad y que conlleva cierto temor ante los posibles
delincuentes que pudieran encontrarse de sopetón paseando
por sus calles.
Tan cierto es, como que estoy ensuciando esta página, que no
logro que hablen un poquito bien de mi ciudad natal.
Ignoro cómo se las ingenian para visitar las peores zonas y
el porqué de designar a la Perla del Mediterráneo como una
ciudad de pobres e importante centro de distribución de
hachís. Por mucho que me rebele contra esto no consigo que
cambien de pareceres.
Por eso, me alegra sobremanera, repito, que mis opiniones
sean tenidas en cuenta por nuestras autoridades, aparte de
que algún que otro compañero/a comparta, de alguna manera,
las mismas.
Espero sinceramente que la iniciativa tomada por el Delegado
del Gobierno, Francisco Antonio González, y el Presidente de
nuestra ciudad, Jesús Vivas, no sea un principio de buenas
intenciones y lleven el asunto hasta el final.
Tenemos que sentar, definitivamente, que El Príncipe no es
territorio anarquista donde se puede hacer lo que a todo
‘quisque’ le venga en gana porque, ya lo vemos en otras
barriadas más o menos céntricas, sienta un precedente
peligroso de aglomeraciones ilegales e incontroladas que ya
viene de largo.
Ceuta no solamente es la zona delimitada por el puente del
Cristo y el helipuerto. Ceuta es el compendio de 19 km².
Démosle una presencia llamativa, pero no falsamente
coloreada, como se merece.
Medios humanos y económicos no faltan, solamente hay que
administrarlos bien.
De todas maneras, quiero dar las gracias a nuestras
autoridades por iniciar lo que es tan necesario.
La publicidad que doy, y quiero dar, de nuestra ciudad tiene
que estar respaldada por la realidad tangible y sencilla.
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