Es donde, al mismo tiempo, más
personas gozan de una fiesta igual para todos, por alguno de
los triunfos del Real Madrid.
Y no creo equivocarme, si digo que precisamente esos
triunfos son los que más alegría trasmiten, no sólo en
Madrid, sino también en todo el territorio nacional.
La victoria del pasado miércoles, en San Mamés, puso en
camino, sin más, ni más, a varios miles de personas hacia la
famosa fuente, que en esta ocasión no fue invadida, gracias
a la fuerte protección policial.
Era el primer intento, sin estar los jugadores madridistas,
todavía, en la capital de España.
La verdadera fiesta llegó un día más tarde, el jueves a las
siete de la tarde y parece mentira que un triunfo deportivo
sea capaz de reunir a más de 50.000 personas, en ese
emblemático lugar, especialmente cuando la tarde, por los
constantes chaparrones, no era la más propicia para salir de
romería.
Con chaparrones primero y sin ellos a las siete de la tarde,
una vez más, la afición del Madrid, una gran representación
de ella fue a visitar a La Cibeles, aplaudió, bailó y lo
pasó muy bien cerca de la plantilla del Madrid que, en esta
ocasión, acudió al completo, en un autobús descapotable.
Se había logrado un campeonato más, el 32º de liga, tras
haber ganado tres consecutivamente el Barcelona, su gran
adversario de siempre.
Por eso, éste ha sabido mejor, porque éste se ha logrado
domeñando a ese gran Barça del que sus fans hablan como el
mejor Barça de la historia.
Ese gran Barça, desde finales de la pasada campaña, ya
estaba a tiro y así se ha demostrado desde la final de la
Copa del Rey del pasado año.
Ahora, para los agoreros que hablaban de casualidad, el
triunfo en la liga se ha dado sin piedad, tras haber
marchado, a lo largo de casi todo el campeonato, el Madrid
en primer lugar de la clasificación general y con 7 puntos
de ventaja el día que ya se proclamó vencedor de la liga el
Madrid.
La gran multitud de personas que el jueves arropó al Madrid
junto a La Cibeles viene a ser el contrapeso válido y cierto
de muchos sectores de la prensa de Madrid y de Barcelona,
que han infravalorado al Madrid actual.
Mucho engaña-bobo, especialmente en cierto sector de la
prensa de Madrid, guiados por encantadores de serpientes del
tipo Valdano y compañía, han intentado tirar por tierra al
Madrid de Mouriño y de Florentino Pérez, posiblemente,
porque el uno y el otro no se han dedicado a filtrar
información, en primicia, a nadie, como en tiempos pasado
ocurría con algún otro presidente y no digamos con ese
encantador de serpientes argentino que lo único que hace es
pronunciar frases bonitas que sirven lo mismo para Semana
Santa que para Carnaval.
Los aficionados, sin embargo, han ido por otra parte. La
prensa ha seguido un camino, la afición ha seguido otro, el
suyo, ese que valora lo que se ha hecho y de la forma que se
sentenció, definitivamente, el campeonato, en el mismísimo
campo de su adversario de siempre.
Una vez más, la afición merengue visitó la fuente de La
Cibeles, cumpliendo con su norma de muchos años y muchas
victorias.
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