La prensa local, amordazada por su mejor cliente, la ciudad
autónoma, calla los desmanes que se producen a diario en
nuestra Ciudad. Hay algunos columnistas que más parecen
miembros del Gobierno que periodistas. Algunos, hasta se
permiten el lujo de insultar a los que opinan de forma
diferente. Teneís razón. Sin periodistas no hay Democracia.
Y sin Democracia no hay periodismo.
Y se que estas palabras dolerán, que me creara enemigos, que
lo fácil es callar, tragar y formar parte del grupo que
critica en privado y se agacha en público. No hace falta dar
nombres, pero ellos ya deberían saber que nuestro voto no
les hace dioses, simplemente, empleados del pueblo.
Y algo que debería ser un orgullo y un privilegio, se
convierte en una engañosa orgia de poder.
Ya ni se esconden. Constructores, Consejeros de Fomento,
Urbanismo y Gerentes de Empresas Municipales. Varias se
reúnen a tomar café a la vista de todo el pueblo...su
pueblo. Imagino que hablaran de fútbol, del colegio de los
niños...que ilusos podemos llegar a ser.
En una huida hacia adelante ante las, la mano que mece la
cuna baraja las cartas y al vuelo caen Consejerías...
teníamos unos sabios políticos que sabían de todo y nosotros
sin saberlo. De nuevo unos ilusos.
La oposición: es curioso. ¿a que esperan para ir al juzgado?
Y no lo niego. Soy un perdedor. Y no niego mi decepción. Los
jóvenes ahora no quieren cambiar el mundo, simplemente
adaptarse a el, no hacer mucho ruido y ser funcionario,
aunque eso conlleve olvidar tu opinión, tus ideas, y quizás
hasta una visita al despacho de algún vicepresidente
olvidadizo y juguetón.
Es inevitable pensar que pedimos la batalla. Y no se
equivoquen. No fue asi. Nos rendimos sin lucha, sin gritos,
el que pudo se agarró a la red, respiro hondo y olvido para
siempre la palabra orgullo. Malos tiempos para la lírica,
compañero.
Un último aviso para navegantes: aún queda tiempo.
|