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OPINIÓN - JUEVES, 3 DE MAYO DE 2012

 

OPINIÓN / PLUMA DE SECANO

Hay algo que te quiero decir
 


Manuel Corral
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Como no han puesto todavía las sombrillas ecológicas en las playas, no sé si es porque se las donaron al mohamed o porque aguardan impacientes en las naves del Ayuntamiento a que pase este vendaval lluvioso, el caso es que me he socarrao al sol de mediodía tostándome como se tostaban de rojo cangrejero aquellos pueblerinos de los de boina calada y pantalón de pana, que se dejaban caer en la canicula por Benidorm, allá en los años 60. Anteayer vamos.

Claro que la chicharrera ha merecido la pena viendo el ambiente festivo y multicolor que se extendía por la arena este pasado festivo, primero de mayo, mes de con flores a María, en que parecía un desembarco laight de los aliados, o sea, otro Día “D”, un 6-J, con tanto “cacharro” varado en primera línea de playa: colchonetas, toallas, mochilas, cubos, palas y rastrillos; todo un mercadillo variopinto como antesala al baño que ya está aquí. Menos mal que acudieron raudos los vendedores de: “hay vitamina, hay vitamina paisa”, para levantar al gentío herido por tanta balacera.

Sol y playa. Ceuta en esencia. Saludable costumbre. Sólo que como no han puesto aún las redes anti-medusas -de éstas sí estoy seguro que no las regalan a nadie porque son muy trabajosas, cachis-, de tanto penetrar mis ojos entre las olas tratando de localizar esos cuerpecitos gelatinosos a flor de agua, las primeras de la temporada, la sal me salpica, me escuece, me abrasa; por cuanto me retiro de esta réplica de playa normanda con el mirar encendido mas presintiendo, no sé por qué extraña razón, que tengo sus miradas clavándose en mi cogote. Otro día será, ladinas.

Que de tanto mirar me duelen hasta las pestañas, que de tanto escrutar la orilla de la mar en busca de un imposible, la vista se me despista, traicionera, sobre la popa refulgente de unas mozalbetas que toman el sol bajo un estallido de crisis, imaginen; y claro, pronto me levantan el ánimo y más pronto aún vuelve a decar, el ánimo, bien digo, porque…¡ay, mecagüen laleche!, un fortísimo rubor me asalta el cuerpo al notar que la pirindola, la muy pillina, tiende a escaparse por la entretela, dejándome en evidencia. “¡Eres la polla, maja!”.

Tras la bronca, a nada asoma un rayo de sol de entre las nubes cobardicas y ya bailan de contento los bencejos (cuento con que los más alborotadores sean los que libero de mi hogar, el que toman como okupas anidando de noche en el codo del calentador, cuya llama vuela con ellos hacia la libertad dejándome congelado bajo el chorro de la ducha, aaahh). A poco se sueltan los mansos convertidos en palabras sinceras y ya tiemblan los corazones. Que nadie condicione tu libertad, amiga. Que no te amarren a otro destino que no te pertenece. Y que vuelvan tus ganas de vivir. Estás a tiempo.

Hay algo que te quiero decir. A tí, la musa de estos párrafos. Que te busco en el centro para contártelo; que te ojeo por Hadú para susurrártelo; y si fallan ambos intentos, pues te abordo en mitad de la playa para gritártelo. A cubierto bajo el sol.

Porque albergo la esperanza de encontrarte, antes que las aguavivas a mí, y saber si te alegras de verme. Esta vez si o sí.
 

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