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OPINIÓN - JUEVES, 3 DE MAYO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Sindicalista bajo sospecha
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Me lleva su tiempo leer todos los periódicos posibles. Y cuando cumplo con esa obligación, unida a la información que recibo de la televisión y de alguna que otra emisora de radio, compruebo que nada cambia cuando se trata de informar acerca de las manifestaciones.

Lo que prima siempre cuando la gente se tira a la calle para mostrar su descontento contra cualquier injusticia es dilucidar cuántas personas acudieron a la llamada del organismo convocador. Algo que si bien es razonable como medida para calibrar el descontento existente contra la parte protestada, nunca es indicativo fiable para sacar conclusiones veraces. Entre otras razones, porque los encargados de airear las cifras suelen mentir.

Las manifestaciones laborales corren a cargo de los sindicatos. Y los sindicatos llevan ya muchos años que están de capa caída. De ahí que su poder de convocatoria haya ido siendo cada vez menos. Lo cual hace posible que muchísimas personas que están en contra de las medidas adoptadas por el Gobierno, cualquier Gobierno, se queden en sus casas.

En esta ocasión, la protesta laboral, aprovechando fecha tan señalada como fue el Primero de Mayo, por su carga emotiva, debido a los hechos ocurridos en Estados Unidos, en el siglo XIX, era tan justa como necesaria. Pues aunque sabemos, sobradamente, que en política siempre hay que elegir entre dos males, el Gobierno no ha dudado en elegir a los más débiles para paliar el déficit que arrastramos por despilfarradores.

Por cierto, conviene recordar que cuando el fracaso se mide por el paro, el triunfo se anuncia por el despilfarro. Así lo expresaba Juan Cueto. Periodista y escritor. El triunfo, cuando las comunidades autónomas recibían euros a granel, era por obra y gracia del ahora vilipendiado Zapatero. Qué de veces habré resaltado yo lo bien que le había sentado a Ceuta la cohabitación.

Bueno, a lo que iba, y perdonen la digresión: que el sindicalismo carece de credibilidad por mor de las actuaciones de sus líderes. Y ello hace posible que innumerables personas desechen salir a la calle aunque estén en desacuerdo con la forma de actuar de los gobernantes.

En Ceuta, el más destacado dirigente sindicalista es Juan Luis Aróstegui. Sin duda alguna. Si bien se le vio el plumero muy pronto: porque en vez de poner su voz para mejorar los salarios y condiciones laborales de los trabajadores, la puso para que su partido político, minoritario, le ayudara a alcanzar sus fantasías políticas. Y lo hizo tan pronto como para que la gente se percatara de que estaba ante un sindicalista truculento.

Pero hay más: para dirigir un sindicato no hay más remedio que estar dispuesto a evitar la sospecha de que se es rico porque sí. En el caso del secretario general de CCCO -de Ceuta- se da, además, la circunstancia de que también es concejal del Ayuntamiento. Por lo que tendríamos que saber cuánto dinero ingresa en su cuenta corriente cada mes, desde hace ya la tira de tiempo.

Aróstegui está obligado a airear su patrimonio. Para que sepamos de dónde proceden sus ingresos. De lo contrario, siempre estará bajo el influjo de las dudas… La manifestación del Primero de Mayo, según he leído y oído, fue más concurrida. Y lo hubiera sido más, créanme, si el secretario general de CCOO –de Ceuta- no estuviera sometido a toda clase de sospechas.
 

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