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OPINIÓN - JUEVES, 3 DE MAYO DE 2012

 
OPINIÓN / EDITORIAL

“Agilidad” de la ley frente a la ilegalidad

La ilegalidad más flagrante, esa que, a fuerza de serlo se convierte en costumbre, se ha adueñado de zonas de Ceuta sin que nadie lo remedie. Cualquier ciudadano puede observar en barrios como El Príncipe, aunque no sólo allí, a “trabajadores” que construyen edificios sin ningún tipo de medida de seguridad a plena luz del día. Cualquier ciudadano mínimamente informado se da cuenta de que un terreno sobre el que de pronto se comienza a construir un edificio de un particular no es privado, sino público, como se sabe son todas las parcelas de Loma Colmenar, por citar un ejemplo. Entonces, ¿dónde están las autoridades?, ¿dónde la policía?, ¿qué hace la inspección de trabajo? ¿por qué no hay sentencias de demolición en Ceuta como las ha habido en zonas tan problemáticas o más, como la Costa del Sol? Son preguntas a las que alguien debería dar respuesta, pero respuesta objetiva, con datos que respalden la multitud de decisiones políticas adoptadas a lo largo de los años para, supuestamente, combatir esta lacra. No basta decir que este es un problema de hace “treinta años” porque cada vez es, entonces, más grave. El primer y hasta ahora único Comisario Europeo, de Política regional, que ha visitado la ciudad, Pawel Samecki, lo resumió con una sencilla pregunta al contemplar la maraña de casas de El Príncipe, una barrera infranqueable para el orden y la seguridad que han de reinar en un estado europeo moderno: -”¿Por qué se permite este tipo de construcción caótica?, tradujo la intérprete. Era el 10 de septiembre de 2009 y entonces se le dijo ya, en concreto, el presidente Vivas, que parte de la culpa la tenía el “flujo migratorio procedente de Marruecos”. Más de dos años después, el mismo presidente se reúne con el nuevo delegado del Gobierno y llegan al mismo diagnóstico pero sin medicina: la construcción ilegal podría estar vinculada a los empadronamientos irregulares. Por su parte, la oposición dice que se trata de pobres que se construyen “infravivienda”, ¿chabolas de ladrillo de tres plantas con garaje y azotea? Parece que los infractores son más “ágiles” edificando que las autoridades aplicando y adaptando las leyes.
 

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