El “cambio” no puede, ni debe, circunscribirse a almorzar
una vez por semana con “medidas económicas”. Que son
perentorias, necesarias e imprescindible por más que la
izquierda trate de hacer olvidar quienes nos han arrojado a
los leones en Europa y arme algarabía en las calles. Todo
muy previsible.
Pero ¿Y el resto? Porque era mucha la esperanza depositada
en ese renacimiento capaz de erradicar los tremebundos
errores pasados y cómo muestra un botón : la esperpéntica
Ley del Menor, concebida para un mundo idílico, bucólico,
pastoril e irreal. De hecho, por no haber agilizado las
reformas legales nos volvemos a encontrar a fecha de ayer
con el episodio sangrante del asesinato de un joven
dominicano por una banda de diez energúmenos “menores” de
los que un par eran menores de catorce años y fueron
devueltos a sus padres sin ningún castigo, ante la alarma y
el escándalo de la sociedad en general.
“La ley no les alcanza” es decir, que un zangalatón criminal
de trece años puede delinquir impunemente en este país de
jilipollas y salirle gratis. ¿Y saben cuales son las tripas
del problema? Pues que ni los ministros llamados a reformar
las leyes ni sus hijos, corren peligro de ser atacados por
pandilleros en medio de un parque ni en ningún otro lugar
porque para eso les pagamos escoltas y coches blindados. Les
aseguro que, desde un coche blindado y flanqueado por
escoltas la realidad se ve de una manera bien distinta a la
que “es” nuestra realidad. ¿Y pueden entender los Poderosos
el mundo del españolito de a pie?
Malamente, porque no lo viven más que a través de informes o
cómo mucho viendo los telediarios ¿Quien puede explicarnos
las razones de que en muchas ciudades españolas se tenga que
aguantar la existencia de las peligrosas “maras”
sudamericanas? Precisamente por eso se votó el “cambio” para
erradicar el descontrol, para eliminar los abusos y para
devolver a los ciudadanos el derecho de poder expulsar
automáticamente de nuestra tierra a aquellos que vengan a
delinquir, cómo sucede en el resto de Europa.
Pero, por ahora, el único que parece funcionar a medio gas
es el ministro del Interior al anunciar medidas para
castigar el terrorismo urbano que nos ha venido asolando
desde hace años, encontrando en las autoridades una especie
de “complacencia” ante los mal llamados “antisistema” que no
son tales, sino delincuentes que practican el terror y
arrasan a su paso, robando lo que pueden para que no se
diga. Es ahora en la próxima cumbre del BCE donde se echará
un pulso a los criminales y el ministro nos demostrará si
dice la verdad o si miente.
Con los antisistema de la borroka y los asaltos al Corte
Inglés, aún se está a tiempo, con los asesinos del muchacho
dominicano ya no habrá ocasión, los “menores” unos pocos
años a mesa y mantel a nuestra costa a ver “si quieren ser
buenos” y los de menos de catorce años con una sensación de
absoluta impunidad y habiendo ya aprendido a matar. ¿Y son
esas las leyes y es esa la sociedad que queremos? Repito,
desde los coches blindados, los escoltas y las moquetas de
los despachos, la realidad aparece muy lejana en plan “cosas
que no nos afectan porque no nos pueden pasar” Torpeza
institucionalizada, pésimos asesores ¿No nos podrían dar una
de cal y otra de arena? Recorte por acá, endurecimiento de
penas por acullá, impuestos por aquí, edad penal a los
dieciséis años por allí.
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