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OPINIÓN - MARTES, 1 DE MAYO DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los viernes de Rajoy
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Como cualquier otro lunes mis ideas a la hora de escribir más que mustias están atiborradas de recuerdos de un domingo donde los espectáculos deportivos me han sorbido la sesera. Todo comenzó con el Madrid-Sevilla y continuó con la final de tenis Nadal-Ferrer y acabó con el Rayo Vallecano enfrentándose al Barcelona. Donde más que un partido parecía un homenaje a Guardiola: que ahora mismo, si se lo propusiera, sería lo que le diera la gana en una España que, alentada por los medios de comunicación, tiene arrodillada a sus pies.

Lo de arrodillarse me ha servido para recordar tiempos pasados. Cuando para los españoles la Guerra Civil debía ser el resultado lógico de los pecados cometidos con anterioridad. Y acudo presto a buscar lo que decía, y que conservo en mi blog de notas, un párroco granadino, cada Viernes Santo, cuando principiaban los años del miedo: “Nos hemos descuidados en cumplir nuestros deberes con un verdadero espíritu de sacrificio, rehusando llevar esa pequeña cruz y ahora tenemos que soportar una cruz pesada”.

Y de pronto, a pesar de que los lunes, como ya he dicho, ando más escaso de ideas que nunca, y me cuesta lo indecible elegir un tema para escribir de él, mira por dónde es Mariano Rajoy quien me echa una mano con sus declaraciones de político con dos pares… Rajoy se ha dirigido a los que protestan: “Cada viernes, reformas; y el que viene, también”. Y se lo han comido a besos los partidarios de Esperanza Aguirre.

Ya ven, el ‘maricomplejines’ de Rajoy (Jiménez Losantos, dixit) ha principiado ya a torear sin coger la muleta de los recortes por el pico y se nos ha puesto en plan Margaret Thatcher. Tan valeroso como para propalar que no cederá ni un ápice ante las acometidas de quienes le afean que sólo es capaz de ser valiente con los débiles y postrarse ante los poderosos.

Rajoy, tras haber elegido los viernes como el día ideal para orear sus malas noticias, se nos ha presentado, quizá sin querer, como ese párroco granadino que les regañaba a los españoles, allá en los años del miedo, al decirles a los socialistas que deberían avergonzarse de hablar cuando son ellos los culpables de cuanto está pasando. Es decir, que la pesada cruz que MR nos está haciendo llevar es debido a que Zapatero nos dejó derrochar dinero a mansalva. A mí que me registren…

Pero hay más: el presidente del Gobierno, más a voz en cuello que nunca, nos recuerda que sus recortes no cesarán en mucho tiempo; que se irán produciendo cada viernes y que demos gracias a Dios porque están concebidos para beneficiar a los más pobres y apretarles el cinturón a los más ricos. Y se ha quedado tan pancho.

Quienes se están frotando las manos son los dirigentes sindicalistas. Los cuales, por más que sean lo que son (unos tipos entregados en cuerpo y alma a llevárselo calentito como empresarios de una empresa llamada sindicato), comienzan a recordar lo que ellos dijeron en su día: “Cuidado con Rajoy y los suyos: éstos vienen a congelar pensiones, bajar salarios, abaratar despidos, aumentar los impuestos indirectos y reducir el gasto social”.

El Primero de Mayo, pues, tendrá como protagonistas a un Gobierno cuyo presidente está sometido a la dictadura de varias mujeres, encabezada por la señora Merkel, y a los dirigentes de los sindicatos: despreciados pero amparados por su claque. Así nos va.
 

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