Detrás de titulares como el crecimiento de la actividad
portuaria, de la llegada de los buques rusos o del atraque
de cruceros se encuentra el trabajo de empresas como ‘José
Salama & Cía’. Esta compañía es la consignataria de buques
más antigua de Ceuta, donde lleva operando desde comienzos
de siglo pasado. No obstante, la actividad de la compañía se
remonta a 1888 en Melilla cuando su fundador comenzó a
realizar operaciones de consignación de buques. Ahora, el
responsable de la sede ceutí es Juan Manuel Jiménez Ramírez.
Durante los casi cincuenta años que Jiménez ha trabajado en
esta consignataria, el puerto ceutí ha tenido “sus
altibajos” según constata. “Junto con Malta fuimos el puerto
más importante, ya que en Algeciras y en Gibraltar no se
repostaba combustible. Sin embargo, a partir de la
liberalización de la venta de productos petrolíferos, la
actividad disminuyó hasta que ahora hemos vuelto a situarnos
como el tercer puerto de referencia en el Estrecho por
detrás de Algeciras y Gibraltar”, señala el responsable de
‘José Salama & Cía’. De cara al futuro, para Jiménez las
perspectivas son “buenas” y es que, según explica, en el
puerto de Ceuta “realmente no se ha notado la crisis, sino
el aumento de la competencia”.
Ante crecimiento de la actividad en el puerto han aparecido
nuevos consignatarios atraídos por un pastel cada vez más
grande del que quieren parte. “En los últimos años se han
establecido cuatro o cinco consignatarios nuevos y en la
actualidad hay varios de la península que han solicitado
darse de alta aquí para compensar las pérdidas” cuenta
Jiménez.
El trabajo de los consigntarios, generalmente desconocido
fuera del sector, tiene como objetivo atender todas las
necesidades que tiene un buque al atracar para lo que es
imprescindible coordinar con la Autoridad Portuaria toda la
documentación necesaria para que el barco atraque a tiempo y
con los diversos suministradores para realizar cualquier
tipo de operación.
“Nos encargamos de facilitar la toma de combustible, la
carga y descarga de mercancías o tripulación, el suministro
de repuestos o aceite, y todo con la mayor agilidad para que
el buque lo tenga todo preparado y no pierda tiempo” detalla
Jiménez que hace hincapié en la importancia de que las
paradas sean lo más breves posibles. “Un barco parado cuesta
mucho dinero, entonces cuanto más corta sea la escala más
beneficioso es para el armador y consecuentemente para la
imagen del puerto” señala para añadir. “Un puerto en el que
no hay demora es más atractivo”. No en balde, cuenta como se
han dado casos de demora de hasta 24 horas en el puerto de
Gibraltar que han llevado a buques que ya tenían arreglados
sus suministros en esta dársena desviarse a Ceuta como
consecuencia del retraso. En este aspecto, Ceuta se ha
convertido en la otra cara de la moneda y permite paradas
más cortas. “El puerto ceutí es bastante fluido -afirma el
responsable de ‘José Salama & Cía’- ya que de media los
buques que vienen a suministrar pasan en el muelle o bahía
de 4 a 6 horas”. La mayoría de estos buques no toman grandes
cantidades de combustible, según señala Jiménez que sitúa la
media de cada repostaje entre las 250 y las 300 toneladas de
fuel.
Como valor añadido a la fluidez con la que se realizan las
operaciones de avituallamiento, el puerto también ofrece
facilidades para el suministro en bahía de cualquier cosa
que el armador necesite (combustible, agua, aceite
lubricante, repuestos, provisiones, relevos de
tripulantes...). Por ello, a parte del mercado propio de
escalas que tiene, la dársena ceutí también se ha convertido
en “un aliviadero” para los armadores cuando hay mucha
congestión en Gibraltar. Esta es una de las ventajas
competitivas que ayudó a la Armada rusa a decantarse por el
puerto ceutí en lugar de por el inglés. Y es que, los
consignatarios además de atender a los barcos a su llegada
también se encargan ‘vender’ el puerto y sus servicios a
nuevos clientes. Entre ellos, en 2010 se incluyó Rusia.
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