Resulta evidente que existe un
gran malestar entre el personal del INGESA y las fuentes de
esta información se convierten en torrenteras a las horas de
formular quejas, en primer lugar ante la propia actitud del
Gerente que, según los trabajadores, ha irrumpido “cómo un
Virrey” totalmente desprovisto de diplomacia y queriendo
“controlarlo todo”. Esto último puede parecer normal ya que
un Gerente tiene que llevar un control, pero sus maneras
tienen enervado al personal y no digamos las circulares que
acostumbra a enviar.
¿Respuesta? Una masiva recogida de firmas porque quienes
ejercen sus funciones en el INGESA opinan que hay mucho que
arreglar antes de pararse en pamplinas y en nimiedades. De
hecho hay quien anda intrigado ante los cauces de
adquisición de “el escaner”, un caro aparato que, según
cuenta, no es precisamente “de última generación” sino más
apropiado para formar parte de algún museo de Arqueología
Industrial. ¿Quién o quienes controlan las compras de los
materiales? ¿Se va a hacer un exhaustivo control de ese
concepto con carácter retroactivo? El personal lo duda,
porque el Gerente se encuentra extraordinariamente volcado
en el uso de los pijamas y de las batas de los sanitarios,
para que no salgan del Hospital.
Algo lógico ya que -esa vestimenta, blanca o verde según
para qué área, debe permanecer impoluta y no se puede ir con
el pijama del uniforme a un bar a desayunar café con churros
porque, a la vuelta al centro hospitalario se pueden portar
gérmenes, virus, bacterias, agentes patógenos y hasta
lamparones del aceite de los churros. Pero... ¿Y cuando los
sanitarios tienen que hacer visitas domiciliarias? ¿Por qué
no van a poder llevar sus batas o pijamas? La respuesta
sería que porque van a visitar a enfermos y pueden volver al
Hospital con la ropa contaminada. Algo fácilmente subsanable
ya que se la quitan, la echan a lavar y se ponen otra,
mientras que si van vestidos “de paisano” con sus ropas
normales, esas vestimentas son las que pueden contaminar y
en lugar de portar virus al hospital los portarían a sus
hogares. Normal que todos anden que trinan recogiendo
firmas, por los pijamas y por los requisitos para las
vacaciones, los seis días de asuntos propios y otras
situaciones similares.
Consideran normal que las peticiones para las vacaciones se
tengan que realizar antes del 30 de marzo, y que los
referente a estos supuestos se encuentre muy estructurado ya
que todo va por organigramas y calendarios. El permiso por
boda tiene que solicitarse con 15 días de anticipación,
vale, porque las bodas siempre tienen una fecha prefijada.
El permiso para mudanza también con 15 días, algo con lo que
están de acuerdo, pero...
Ahora viene lo esperpéntico: el permiso para las víctimas de
maltrato de género tiene que solicitarse con ¡5 días de
antelación!, es decir, que la futura maltratada tiene que
prever que 5 días más tarde va a ser objeto de una agresión
física o verbal y anticiparse pidiendo un permiso. ¿Pensará
el Gerente que las víctimas de malos tratos tienen
clarividencia y saben cuando les van a armar la bronca?
Los trabajadores del INGESA pasan alternativamente de la
incredulidad al furor. Porque el mismo plazo es para caso de
enfermedad grave de un hijo menor ¿Y si empeora de repente?
Pero que nadie se altere, porque los sindicalistas para
disfrutar de sus horas sindicales sólo han de solicitarlo 2
días antes. Y aún hay más, así que “continuará”.
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