Es lo que ha tenido, otra vez, y
seguirá teniendo la Asamblea, a sus mismas puertas.
Naturalmente, y todo hay que decirlo, la mayor parte de los
que están yendo en las últimas fechas es para asegurar o
consolidar su puesto de trabajo que lo ven peligrar.
La Ciudad se encuentra con un auténtico problema, pero se me
antoja que ese problema se lo ha buscado la propia Ciudad,
cuando en tiempos de “bonanza” abrió las puertas para colar
“de rondón” a la mayor parte de sus amiguetes que, una vez
metidos ahí, difícilmente van a aceptar salir por la misma
puerta falsa, por la que entraron.
Por encima de doscientas personas se manifestaban el pasado
viernes, con pitos incluidos, a las puertas de la Asamblea,
dándole una auténtica cencerrada, en este caso pitada, al
Gobierno de Juan Vivas.
Y en esto parece que no hay fisuras, entre los diversos
sindicatos que componen el espectro “defensor” de los
trabajadores de la Ciudad.
No hay otra disculpa, aquí se busca la propia subsistencia y
el Gobierno de Vivas tendrá que apechugar con todas estas
protestas, como “apechugó” con los concejales manirrotos que
iban colando por la puerta falsa a los amiguetes de turno.
No es lo que más me gusta, esto de los alborotos callejeros,
pero a Juan Vivas que lleva por encima de una docena de años
ahí en primera fila no se le está demasiado mal, por no
haber sabido imponerse a tanto despilfarro como cometieron
con los empleos a dedo, la mayor parte de sus concejales.
La sonrisa y el aplauso, en tiempos de bonanza, es
llevadero. La crítica y las pitadas cuando hay que poner
orden en la entidad, no suelen resultar tan agradables.
Y cada sindicato “tira con bala”, naturalmente, haciéndose
un hueco para tener contentos a los suyos.
Veo que desde CSI-F, el representante de los empleados
públicos se frota las manos por la presencia de dos
centenares de manifestantes a las puertas del Ayuntamiento,
añadiendo que “se han sumado a la causa en apoyo a sus
compañeros”, y como el frente que tienen todos es el
Gobierno, pues no deja pasar la ocasión para asegurar que
“el Gobierno del presidente Vivas miente”. Más claro y con
menos palabras no se puede decir, aunque las palabras partan
de entidades tan poco creíbles como son los sindicatos.
Insiste el propio Antonio Noguera, mirando hacia el
Gobierno:”Para ser político lo primero que tiene que ser es
humano y decir la verdad”. Aquí Noguera está desvariando,
porque lo único que no hacen los políticos nunca es decir la
verdad. Buena ocasión tuvo Antonio Noguera para haber
quedado en un pedestal, pero con esta frase donde únicamente
se le puede colocar es en el cuarto de las escobas, por no
saber la tela que se corta en la política y por saber menos
lo que indica la palabra “humano”.
Y si uno de los sindicatos paniaguados salía fuerte en sus
manifestaciones, otro sindicato, éste de los de clase se
adornaba con una frase bonita, pero ocultando todo lo
anterior a haber llegado a esta situación. UGT, el sindicato
correa de transmisión del PSOE, hablaba de “incoherencia es
poner en peligro el trabajo de cerca de 250 empleados”.
Llegados a este punto, la pregunta que surge para cualquiera
de la calle es:¿Cuántos empleados tiene el Ayuntamiento”?.¿A
cuantos ha ido colocando, a dedo, cada concejal en los
últimos 10 años?. Y una pregunta más ¿Son más los entrados a
dedo o los que ganaron la plaza en una oposición legal?. Así
están las cosas y mientras tanto Paco Márquez se ha
desentendido de todo el follón que se avecina.
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