PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - VIERNES, 27 DE ABRIL DE 2012

 

OPINIÓN / PLUMA DE SECANO

Soñar no cuesta nada
 


Manuel Corral
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Como acostumbro a tomar cafelitos de mañanita, leer la prensa del pueblo y no pegar un palo al agua (¡toma Beteta!) estirando mis carcamiñales como aznarín el omnipresente sobre la mesa del currelo, durante las noches es que no pego ojo, oiga. Y claro, he soñado con mi amiga del alma, mi mejor aliada acá, con la que he cortado recientemente por tonterias de quinceañeros ¡a esta edad!; vamos, por un quítame allá esas pajas.

Y es que esta mujer de corazón enorme me tiene en un sin vivir, pues tiene ese punto fastidioso de “no se qué” que elimina toda intención mia de acostarme con ella. Se ve que la atracción que tenía por ella era una calentura de invierno, fogosa y peligrosa, tipo pelicula de “Atracción Fatal”.

También he vuelto a soñar con mi inmodestia, por no reconocer que uno no es perfecto sin decírselo a nadie; ni siquiera a la Modesta del pueblico, la misma que acapara las miradas del populacho hacia su bigotazo que luce en competencia con las también pobladas cejas, lo que espanta posibles pretendientes. Pobrecica, dichosos genes.

Soñé con que me tocaba la primitiva de nuevo. Pero que va, ya quisiera uno que fuera el gordo; no, la suerte en este apartado suele ser esquiva conmigo aunque voy raudo a cobrarla al despacho cercano por mas que sean tres eurillos de cajón, que vienen bien atendiendo la que se avecina. Aún así, deberíamos estar contentos de que el señor no nos conceda todo lo que pedimos. Por más que uno esté tieso como la mojama.

He soñado con ese bonito trasero enfundado casi con calzador en un vaquero de marca, que no coincide con la espantosa cara de su propietaria. Qué desilusión. He vuelto a soñar con que soy un polígamo reprimido que ya sólo se contenta con tocarle la piel a las naranjas, antes de exprimirlas entre mis manos, eso sí.

También soñé con la eternidad que supone el tiempo que pasa desde que acabé el último jadeo nocturno hasta que dejé a la fémina en volandas en su casa, ya a salvo de miradas indiscretas. Y envidiosas. Confío en que ella entienda por fin que hablar tanto, además de molesto es maligno, sobre todo cuando uno desearía que escuchase. Las ganas. Cuánta verborrea tirada al mar. Al mar de los sentimientos.

He vuelto a soñar sí, pero no con mi vecina del cuarto, separada y melosa, que está como para beneficiársela, por mucho que ella a modo de coraza contra la pasión enseñe los michelines de su abdomen y se las quiera dar de hipocondríaca –con lo que ese estadio baja la líbido, copón-. Ja. Será que el amor a primera vista, que suele ocurrir al encontrarse dos personas poco exigentes y excepcionalmente calientes, no funciona conmigo, al menos en este caso.

Como soñar no cuesta nada, mis dulces sueños son como un caramelo al que mientras más chupetones le das, más rápido se acerca a su final. Ah, la sacarina ya me la sirvo yo en el café, gracias.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto