En cualquier Institución u
Organismo Público siempre es deseable la mayor transparencia
y el no poner más dificultades para realizar en él las
funciones de cada cual, que las normas lógicas de seguridad.
Al tratarse de un Hospital es lógico que se salvaguarde el
derecho a la tranquilidad de los pacientes y de los
familiares que les acompañan y no se obstaculice el trabajo
del personal, pero de ahí a las restricciones impuestas por
el actual Gerente, sr.Cabeza, a la labor informativa de los
medios e incluso al cumplimiento de sus funciones por parte
de los delegados sindicales, hay todo un universo de
matices.
Porque no se puede conculcar el derecho a la información y
el ejercicio de sus tareas a los informadores y que esta
parte conozca, nunca anteriormente se habían señalado “zonas
restringidas” para los delegados sindicales dentro de los
espacios donde trabaja el personal. ¿Y qué motivo puede
alegarse a esta nueva imposición? No se puede acusar a los
delegados de “ir a incordiar” ni de hacer perder el tiempo a
los empleados, tampoco de incumplir las normas y las
condiciones exigibles para acceder a determinados
departamentos ya que son los primeros en respetarlas y
cumplirlas ¿Y por qué la presencia de los medios de
comunicación y de los sindicalistas parece ser objeto de
rechazo por parte del Gerente? Es algo que se desconoce
porque, cuando un organismo tiene un buen funcionamiento no
existen obstáculos a la hora de acceder al mismo, al revés,
mejor luz y taquígrafos. Aunque las nuevas políticas parecen
ser otras y existirán “áreas restringidas-prohibido el paso”
como si en lugar de un centro hospitalario se tratara de una
instalación secreta de la NASA en el desierto de Arizona.
Lógica, sensata y adecuada a la realidad la nota de prensa
de Comisiones Obreras que han sido los primeros en denunciar
la actual coyuntura y exponer ante la opinión pública en un
comunicado bastante exhaustivo y no exento de sentido del
humor (si de lo que tratan no fuera esencialmente penoso)
casi todos y cada uno de los extremos que enfrentan a la
junta de personal con la actual dirección del centro. El
“casi todos” se ciñe a que, por esa línea informativa
pormenorizada que adopta el sindicato, resulta cómodo estar
informado de lo que se cuece en Ingesa.
¿Cómo se digiere el que para requerir la presencia por parte
de los trabajadores de Psiquiatría, del personal de
Seguridad haya, prácticamente, que poner una instancia,
prepararse un temario, rellenar un formulario y que la
situación sea “grave”? Me gustaría preguntarle a Manuel
Cabeza “cómo” de grave y quién está llamado a determinar si
un paciente agrede a un trabajador, la “gravedad” de la
agresión. Porque cualquier agresión hacia una persona es
siempre grave, léase dar de bofetadas, pegar una paliza o
golpear, pinchar, herir o cortar con cualquier objeto. Ni
los médicos ni los sanitarios son cinturón negro de kárate,
ni entre sus cometidos está el reducir a alguien que se pone
violento, ni entra dentro de su deber el estar en situación
de riesgo por la ausencia de medidas de seguridad. Quienes
trabajan en Psiquiatría van a eso, a trabajar y no a jugarse
la vida. Así que primero el sr. Cabeza comience la casa por
los cimientos, paliando deficiencias, solventando problemas
pasados, finiquitando con los flecos del gerente anterior y
respetando la labor de la prensa y de los sindicatos.
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