Recuerda perfectamente la última vez que vino a Ceuta.
Fue en el calor de la feria de agosto allá por los años 80.
Jaime Urrutia y sus colegas de Gabinete Caligari derrocharon
en una caseta de feria su mejor hacer a este lado del
Estrecho. Casi 30 años después Urrutia regresa para hacer un
repaso a su trayectoria, tiempo en el que ha depurado su
técnica compositiva pero durante el que no ha cambiado un
ápice en su optimismo ni su forma de mirar la vida, “siempre
con cierta ironía”. El músico, icono de una banda cuyas
letras son ya parte de varias generaciones de españoles nos
remite a su tema en solitario ¡Qué barbaridad!, para definir
cómo ve el mundo hoy y a si mismo dentro de él.
Pregunta.- El nombre de su gira, ‘Al natural, ¿tiene algo
que ver con la crisis... por aquello de buscar hacer más con
menos?
Respuesta.- Tiene que ver con la crisis, está claro, aunque
el nombre no viene de ahí. Hay muchos artistas que estamos
haciendo esto. Las cosas están tan mal que se trata de
reducir gastos. Los Ayuntamientos están endeudados y no
pueden pagar los cachés que teníamos normalmente. Así que
reducimos gastos, porque no vamos a dejar de tocar, la
música sigue estando ahí. El título es un guiño taurino, un
pase que dan los toreros con la mano izquierda y es el más
arriesgado. Así, al natural, al desnudo, hace referencia a
que salimos al escenario tres personas. Soy yo con un
teclista y un guitarrista, sin batería. Toda mi vida toqué
con batería y bajo, y esto es todo más sencillo, más
minimalista y más natural, de ahí viene.
P.- Hablando de toros, su padre era crítico taurino,
¿dejó eso una gran impronta en su música?
R.- Desde pequeño me llevaban a los toros y es un mundo muy
fuerte. Te puede gustar o no, pero no te deja indiferente.
Me influyó a la hora de hacer canciones, cuando empecé con
Gabinete Caligari iba a los toros y nos atraía mucho el
mundo y el lenguaje taurino, de hecho el primer elepé que
hicimos ‘Que dios reparta suerte’, es una frase que dicen
los toreros al salir a la plaza. Nos pusieron la etiqueta de
‘rock torero’ allá por los ochenta, aunque a mi no me
gustaba demasiado.
P.- ¿Qué canción le marcó, antes incluso de ser músico, y
le hizo inclinarse por este camino?
R.- Podría decir miles, pero era muy fan de David Bowie, su
disco ‘Ziggie Zardust’ es uno de los que más he escuchado en
mi vida y lo sigo escuchando. Cada vez me gusta más. Lo
escuchaba antes incluso de Gabinete, con 14 o 15 años sin
parar.
P.- -Echando la vista atrás, ¿recuerda cuándo fue
consciente de que Jaime Urrutia había salido del anonimato,
¿qué canción supuso un antes y un después en su carrera?
R.- Vi que podíamos vivir de esto con ‘Cuatro Rosas’, un
mini elepé de 6 canciones. En aquella época estaba de moda
editar elepés cortitos y vi que lo ponían mucho en la radio
y gustaba. Aquel fue el salto, cuando mirábamos el
calendario y estaba lleno de actuaciones. Como Jaime Urrutia
el primer disco tuvo bastante éxito, aunque tuve que
currármelo bastante.
P.- Dicen que no se prodiga mucho, en solitario son
cuatro discos... ¿Esto es así porque se toma su tiempo al
componer?
R.- Al igual que con Gabinete, estuvimos 18 años juntos y
tenemos siete discos, no es mucho. Me gusta pensar mucho las
cosas. Creo que hay gente que hace discos como churros y
después se nota. Me lo pienso mucho a la hora de hacer una
canción.
P.- ¿Cómo valora el cambio que ha sufrido la industria
musical en los últimos años?, ¿Se produce más basura o se
fomenta la calidad?
R.- Ha cambiado muchísimo. La gente ha perdido la costumbre
de escuchar discos largos. Hay artistas que lanzan discos
pequeños y tal y como está el mundo igual no es mala idea.
Mi último trabajo, ‘Lo que no está escrito’, da un poco de
rabia porque la gente no lo conoce bien. Lo cómodo es ir a
por una canción a toda prisa. Las nuevas tecnologías han
cambiado sobre todo la forma de vender. Pero ni para bien ni
para mal, todo tiene su parte positiva, Internet también te
da la oportunidad de promocionarte en todo el mundo.
P.- En ‘Lo que no está escrito’, utiliza instrumentos
antiguos, volviendo a un sonido vintage.
R.- Me gusta mucho la música de los 50, Elvis Presley....
son influencias que no se pueden quitar de encima y al final
uno hace lo que tiene en su cabeza.
P.- Musicalmente hablando, ¿cualquier tiempo pasado fue
mejor?
R.- No, en absoluto. Siempre digo que habrá gente con
talento para la música en todas las épocas.
P.- Está preparando algo para cuando termine la gira?
R.-Tengo un par de ideas pero poco desarrolladas. En junio
hacemos un parón y pienso ponerme con ello.
P.- ¿Es de los que necesita desconectar del mundo para
componer?
R.- Sí, la música me sale en cualquier momento, en la ducha
en la furgoneta o en el cine, lo que sí me aíslo es para la
letra. Escribo la música a partir de una melodía y después
según el ambiente que me sugiere, la letra.
P.- Pongamos ‘El calor del amor en un bar’, ¿recuerda
dónde se le ocurrió esa melodía’?
R.-Sí, claro. Me compré una maquinita, un secuenciador que
me ayudaba para componer, es una máquina con ritmos pre-grabados
y que te deja introducir sonidos y tocar encima. Venía el
ritmo tal cual, que en la versión original es de esa
maquinita que compré en Canarias. Después hice la letra.
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