La consejera de Presidencia y Gobernación, Yolanda Bel,
informó ayer de que no hablará sobre los horarios de la
Policía Local hasta que haya mantenido una “reunión” con los
representantes sindicales del cuerpo municipal. Por el
momento, no hay fecha prevista para este encuentro y ya el
presidente de la Ciudad, Juan Jesús Vivas, anunció el pasado
día 19 que iba a solicitar la documentación pertinente a los
responsables del servicio, el superintendente accidental,
José Antonio Sorroche y la propia consejera.
La consejera de Presidencia y Gobernación, Yolanda Bel,
informó ayer de que no hablará sobre los horarios de la
Policía Local hasta que haya mantenido una “reunión” con los
representantes sindicales del cuerpo municipal. La consejera
anunció esta posición, después de participar en la entrega
de diplomas del curso sobre guías caninos de la Unión
Federal de Policía (UFP) que se celebró en el salón de actos
del edificio sindical.
El primer informe publicado por EL PUEBLO, y realizado por
policías locales, asegura que los agentes adscritos al turno
americano deben una media de 300 horas anuales a la
Administración local, además de poder disfrutar de unos tres
meses de libranza al año. Sin embargo, organizaciones
sindicales como USO, UGT y CCOO, explicaron ayer que la
situación es ‘a la inversa’, es decir, que es la Ciudad la
que debe una media de 300 horas a cada funcionario que
trabaja en este turno.
Tras la publicación del primer informe, el presidente de la
Ciudad, Juan Jesús Vivas, afirmó el pasado día 19 que
solicitaría la documentación pertinente a los responsables
del servicio, tanto al superintendente jefe accidental, José
Antonio Sorroche, como a la consejera, Yolanda Bel. Por el
momento, el Ejecutivo local no se ha pronunciado y la
portavoz accidental informó el pasaso viernes de que se
estaba trabajando para “emitir un informe”. Todavía no hay
fecha para el encuentro de Bel con las organizaciones
sindicales, según destacó la propia consejera a este diario,
aunque espera que sea pronto para tratar este asunto del que
los sindicatos afirman que ha creado un “enfrentamiento
interno” en el cuerpo.
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