Cuando todo estaba listo para que A.B. se conformara con la
pena que para él pedía la fiscal por un delito contra la
salud pública, el acusado cambió de idea y dijo que no
estaba dispuesto a asumir que iba a vender una droga que,
según defendía, era para consumo propio. Así, tuvo que
celebrarse la vista en el Juzgado de lo Penal número uno en
la que A.B. confirmó que había viajado desde Dinamarca hasta
Ceuta para adquirir los 2,7 kilos de hachís valorados en
3.855 euros que se localizaron en su coche. A pesar de la
alta cantidad, el imputado aseguró que la adquirió para todo
un año porque “no perdería su pureza”. Sin embargo, la ley
no está de su parte ya que cuando se detiene a una persona
con más de 2,5 kilos de hachís se entiende que está
destinado a la venta a terceros.
La fiscal solicita para este hombre de origen magrebí que
fue detenido el pasado 16 de febrero en el puerto, una
condena de tres años y dos meses de prisión así como la
obligación de pagar una multa de 11.565 euros.
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