En el diario de ayer aparecía una
carta de Pablo Miguel de la Asociación de Hosteleros sobre
el asunto de mi defensa de las Cruces de Mayo y subyacente
algarabía lúdico-religiosa, así cómo mi rechazo a que
Coalición Caballas se entrometiera en una tradición
hondamente arraigada en el subconsciente colectivo. Pero el
señor Pablo Miguel se permite tratar de ridiculizar mi
opinión sobre los remotos orígenes de la festividad
denominando mis opiniones “versus de la biblia (esta última
con minúscula) con lo que supongo que querrá decir
“versículo de la Biblia” y me acusa de “opinar de lo que no
sé” sin dudas porque él, con sus licenciaturas y doctorados
en Historia de la Religión, puede ahondar aún más en las
raíces herméticas del hecho religioso. Algo sé de algunas
cosas y mi curriculum así lo pregona, el curriculum del sr.
Pablo Miguel lo ignoro pero probablemente presentará más
méritos académicos, aunque no comprendo el mezclar “churras
con merinas” y mezclar el perjuicio que se le puede causar a
la hostelería con los chiringuitos de la festividad, con la
religión. Y menos aún con desmerecer el sentido religioso de
nuestras Cruces que, por cierto, son fiestas de interés
turístico y atraen a muchos visitantes en toda España, lo
que siempre deriva en beneficios.
Con respeto a la afirmación calumniosa de que “su vida ha
estado relacionada con el valor de la propia iglesia o en
“su concepto” (pésima redacción) por reliquias de alta nivel
que otros robaban” supongo que querrá decir que me he
aprovechado de robos, ignorando en su desconocimiento que
cuando yo conocí a mi anciano esposo que ni entra ni sale de
la hostelería en Ceuta, se encontraba en prisión (¡que
romántico!) y cuando salió tras devolver lo expoliado “Pablo
Miguel escribe “espoliado” con “s” lo que me lleva a deducir
que sabe poco de expolios y menos de ortografía, se dedicó,
como consta en su biografía y ahí están las obras de arte, a
donar un museo completo de su pintura a la localidad de
Cullar, a donar multitud de obras a iglesias y a
congregaciones y a pintar los retablos de los oratorios del
Opus Dei con una licencia especial de Roma. “Es normal que
despues de dormir con tantas obras religiosas algo se nos
pegue” añade el “séneca” de la Asociación de Hoteleros y
supongo que podrá probar ante quien le requiera para ello,
las obras religiosas con las que ha dormido Nuria de
Madariaga, a no ser que considere a mi esposo una “obra
religiosa” y entonces tendría que reflexionar sobre si se
trata de una injuria o de un halago ya que su intención es
calificar a mi marido de “santo varón” ¿Pero es un “santo
varón” una obra religiosa? ¿Tienen que ver las obras
religiosas con los bares y restaurantes? ¿Por qué no se
dedica Pablo Miguel a reivindicar la inoportunidad de los
impuestos, a todas luces excesiva, con los que la Ciudad
Autónoma grava la hostelería? ¿Por qué no se parte el pecho,
cómo yo lo he hecho con anterioridad, por reivindicar las
terrazas de los bares en su vertiente de atractivo turístico
y lúdico que genera prosperidad? ¿No sería más pertinente
indicar a la Consejería de Cultura para que financie la
instalación de Cruces de Mayo en los establecimientos que
deseen conservar la tradición y hacer un recorrido cómo en
tantas ciudades andaluzas? ¿O tal vez me acusa, ya que las
Cruces de Mayo, sí son obras religiosas, de dormir con
Cruces de Mayo? ¿Es mezclar “la política con el ocio” el
rechazar que Coalición Caballas meta baza en las Cruces de
Mayo? “Es una forma de esconderse para criticar a terceros”
alega Pablo Miguel ¿Me he escondido yo alguna vez para
criticar iniciativas de Coalición Caballas (si es que estos
son “los terceros”) en alguna ocasión? ¿Y quien predica en
este aspecto ignorancia supina y expolia con x la verdad?
Mal representados están los hosteleros y su asociación si
dejan que su imagen se asocie a insultar a un anciano “ex”
de manera tan burda y tan primaria cómo “ingenioso”
vericueto para tratar de zaherirme a mí. Y encima Pablo
Miguel de los Espolios son ese pide una disculpa
generalizada a los hosteleros cuando no es quien para pedir
nada. De hecho añadiré que a lo largo de los años he
defendido los intereses y la importancia esencial de la
hostelería ceutí a la hora de incentivar el turismo y he
glosado maravillas de la gastronomía y me he enfrentado por
defender esas terrazas que son la sal de la vía pública y
sin las que no se entiende España porque pertenecen a
nuestra cultura del esparcimiento. Así que les reitero mi
agradecimiento por existir y más a la del bar “Mis Amigos”
en Gran Vía porque mi amigo Pedro trata de paliar los
inconvenientes de que yo no sé cocinar y no lo hecho en la
vida. Y con respecto a la hipócrita invitación de comer una
paella que me hace Pablo Miguel le responderé que cuando se
invita se dan la fecha, la hora y el lugar del ágape.
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