La fecha del lunes, por ayer, es
una de las más importantes de Catalunya, ahora más, porque
permite a mucha gente lidiar la crisis con la venta de
libros y rosas.
Es el día en que el colectivo de gitanas sale a la calle, en
todas las poblaciones catalanas, para sacar unas
“perrillas”, hoy “eurillos”, con la que seguir unos días más
nadando en el marasmo de una crisis económica que parece no
tener fin, si sumamos el desconcierto de los recortes.
El Día de Sant Jordi (San Jorge en castellano) conmemora el
fallecimiento del santo, ocurrido un 23 de abril de 303 si
creemos las tesis de algunos historiadores y frailes
bibliotecarios, y es el patrón de muchos países, además de
Aragón y Catalunya, siendo declarado Día Internacional del
Libro por la UNESCO.
La leyenda del dragón al que ofrecían dos corderos diarios,
para evitar que atacara al pueblo, y al que después se
ofrecía un ser humano (por haberse acabado los animalitos)
es, realmente, una leyenda de la región turca de Capadocia,
con su fabuloso escenario geológico de Góreme presente, que
se la han apropiado diversos pueblos y lugares.
Su contenido, que narra de cómo una princesa debía ser
entregada al dragón (unos cuentan porque el pueblo estaba
cansado de que el rey no hiciera nada y otros porque le tocó
en sorteo) que en su camino hacia la cueva se encuentra con
el caballero Jorge que acaba matando al dragón con su
espada, es la parte principal por la que se conmemora el Día
del Libro.
Lo de la rosa es parte de la leyenda que cuenta el momento
en que al morir el pobrecito elefante, perdón digo dragón, y
al manar su sangre esta se convirtió en una rosa que el
caballero Jorge entregó a la princesa…, con esto se creó el
Día de la Rosa.
Con esta fabulosa hazaña, como con todas las fábulas, tal
vez se vaya construyendo la Biblia, que a fin de cuentas es
un libro, cosa que me hace meditar acerca de las creencias
de la gente en materia de religión: si este leyenda no es
creíble… ¿Por qué las demás si lo son?
De éste San Jorge se derivan muchos topónimos, como Sant
Chorche en Aragón, Santurce en el País vasco, etc. y su día
es conmemorado en Inglaterra como el más importante después
de la Navidad.
La rosa roja simboliza la pasión y el libro trata de hacer
un homenaje a dos escritores fabulosos, de verdad, que
murieron el mismo día en 1616: nuestro Miguel de Cervantes y
el británico William Shakespeare, aunque realmente Cervantes
murió unos días antes por cuanto las confusiones en los
calendarios que regían entonces, gregoriano y juliano,
hicieron esa supuesta coincidencia.
Pero el ‘summun’ de los regalos estará, si se consigue
introducir, en Suiza donde 100.000 personas han firmado una
iniciativa popular con la petición de que los suizos reciban
una ayuda estatal de 2.000 euros mensuales, trabajen o no…,
aunque se quedarían sin cobrar porque nadie querría trabajar
contando billetes.
Realmente no es una iniciativa de los suizos porque
anteriormente ya la hicieron en Alaska, Brasil e Irlanda.
¿Qué os parece? Una manera de sacar ese dinero ‘marca
delincuente’ que tienen guardados, en cuentas numeradas, en
sus bancos.
Si esto pasa en España… iba a trabajar el primo de Rajoy
solamente.
Aunque, meditemos, si nos empeñamos en crear
ciudades-casinos, con sus burdeles, tal vez consigamos
disponer de esa ayuda por cuanto la llegada de ‘bobos’
millonarios dejarían miles de billones, con b, y tal vez se
podría hacerlo.
Eso sería el desastre total. Ni recogepelotas encontraríamos
disponibles, todos los españoles estarían ocupados viendo la
carrera de nubes, mientras nuestro rey se dedicaría a cazar
elefantes marinos con el ’Fortuna’.
Ni siquiera yo escribiría aquí, que lo haga Rita.
En fin, quiero regalar, simbólicamente, una rosa a todas las
lectoras de “El Pueblo de Ceuta”
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