Nunca pensé que una fotografía podía dar tanto de sí. En la
fotografía diez niños, algunos con aspiraciones
adolescentes. En el reverso de la fotografía además de los
recuerdos de despedida, decía “La Rouviére, Avril 1940”. Era
la única estela que Manuel y Julián, los dos hijos de Manuel
Domínguez Del Barrio dejaron de su estancia en Francia,
además de lo que la hermana mayor Antonia recordaría luego…
… la historia empezó unos años antes, el 4 de agosto de
1.936, cuando al padre de ambos, Manuel, lo fusilaron en
Larache dos meses antes de que le pudiera sentenciar su
consejo de guerra. Su esposa María intentó mover cielo y
tierra para salir con sus cuatro hijos de Larache. Y lo pudo
conseguir solo con la ayuda de la solidaridad de la
masonería, a la que perteneció su marido y lo que le costó
la cárcel un año en Tetuán y la muerte. Unos meses después
del fusilamiento, Mauricia la hermana pequeña de Manuel, se
fue a Tánger, entonces ciudad internacional. Allí
conseguiría organizarse para regentar una pequeña pensión en
la calle Estatuto (una gran habitación con doce camas
repartidas en dos estancias). De eso se sustentaría y del
estraperlo que transportaría primero en el barco a Algeciras
y luego en el expreso hasta Madrid. Así conoció Antonia a
Paco, que luego fuera su marido y que también sufriera
cárcel tras el macro-consejo de guerra celebrado en Ceuta en
1942 por pertenecer a las Juventudes Socialistas.
María intentó una y otra vez llegar a Tánger pero sin el
salvoconducto que le abriera las puertas, el control de
Cuesta Colorada era infranqueable. Hizo falta que dos judíos
masones junto con la solidaridad de los miembros de la logia
PERSEVERANCIA de Larache a petición de sus hermanos masones
de su logia LIXUS, hiciera efecto. Respondieron. Benchacru y
Benchimol ambos de Tánger les alojaron y con mucho sigilo
para evitar que la legación española en Tánger tuviera
conocimiento de su huida hacia zona republicana al igual que
otros muchos represaliados republicanos. Luego el viaje
difícil, en barco hasta Barcelona. Después, el contacto en
Barcelona, de terrible fama en la zona republicana: Gere.
Ernst Moritsovich Gere, era un comisario político del
partido comunista ruso en Barcelona bajo las órdenes del
coronel Orlov. Gere y parte de su grupo de inteligencia
facilitaba la salida desde la zona ocupada por los
sublevados, aunque también organizó las terribles checas de
Barcelona. El contacto sirvió para que María pudiera hacerse
cargo de una portería de un edificio en la plaza Palacio,
número 14. Pero esa solución provisional duraría bien poco.
Los importantes bombardeos de aviación hacían que la
Barceloneta fuera un infierno. Los camiones y camionetas
llenas de refugiados que venían sobre todo desde Valencia y
Zaragoza pasaban continuamente, ora hacia la carretera de
Francia, ora hasta el mismo puerto para embarcar hacia
Marsella. María pensó que era mejor que los niños se fueran
de Barcelona y ella ya vería qué hacer. Primero los varones.
Ella se quedaría con Antonia y María Luisa hasta que no
quedara más remedio, sobre todo porque María Luisa solo
tenía 4 años.
En abril de 1938 el Ministerio de Instrucción Pública
republicano firmaba el envío desde Barcelona a Puigcerdá de
24 niños refugiados entre los que estaban Manuel y Julián
Domínguez Martín. En Puigcerdá en lo que llamaban la
“guardería”, en la Avenida Schierbech, se centralizaba el
traslado de los niños republicanos hasta el sur de Francia.
Ahí estuvieron hasta septiembre, cuando se forma una
expedición patrocinada por la Asociación de mujeres
socialistas suizas hacia Gréoux-les-Bains (Hérault) y
ratificada desde Barcelona por el Consejo Nacional de la
Infancia Evacuada (CNIE). Manuel y Julián viajaron con un
pasaporte colectivo junto con 33 niños más, cuya responsable
era Montserrat Avellada Arno. Ya el 29 de Octubre de 1939,
Mlle Julien cita a ambos en la colonia del Mas de Jaquet, en
el pueblo de Mouriès, en el departamento de Bouches-du-Rhône.
Mlle Julien de la Sección Provenzal del CFSE (Comité
Français de Secours aux Enfants, sección francesa de la
Union internationale de Secours aux Enfants), que dirigido
por mujeres francesas, colaboraba con la organización de
mujeres suizas desde abril de 1938. Ayudaban a albergar
cerca de Marsella (en Bouches-du-Rhône) un primer grupo de
27 niños, luego trasladados a otra colonia, en Sète, de los
suizos. En octubre de 1939, el CFSE ya carente de dinero por
el estallido de la segunda guerra mundial (que frenó
muchísimo los donativos de la población francesa), se puso
en contacto con los cuáqueros del American Friends Service
Committee para que este Comité estadounidense soportase sus
colonias y en particular la de La Rouviére. En 1940 la
ocupación alemana aconsejaba el desmantelamiento de las
colonias con refugiados españoles aunque estuvieran bajo el
gobierno de Vichy. Peor les fue a los casi 100.000 españoles
que sufrieron una reclusión infrahumana en el campo de
concentración de la playa de Argelès-sur-Mer, por la
incompresión y el miedo del gobierno francés entre marzo de
1939 y junio de 1940. Que sirva como un pequeño homenaje a
través de una historia familiar al éxodo republicano de
1939.
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