La información publicada en este medio el pasado martes
sobre las horas de los policias locales de turno americano
ha suscitado una gran polémica. Un informe interno al que
tuvo acceso EL PUEBLO DE CEUTA, en un gran trabajo de su
redactora jefe Paula Zumeta, ha destapado la caja de los
truenos dejando al descubierto diversas cuestiones. De un
lado, que quienes ahora proclaman que los datos son otros,
habrían de aportarlos en vez de rasgarse las vestiduras y
elevar el grito al cielo, el oscurantismo que ha prevalecido
siempre que este periódico ha solicitado un dato de esta
naturaleza ha derivado en el desconcierto del que son presa
algunos, que son muy triste los “trapos sucios” que se dejan
traslucir en un Cuerpo como éste y, finalmente, algo muy
claro: el culpable, nunca es el mensajero, o sea, el
periódico que lo publica. Quienes se apresuran a negar la
mayor saliendo al escenario para desmentir la información
publicada, habrían de preguntarse cuál es la génesis de un
hecho de esta naturaleza. Quienes presumen de tener los
datos fidedignos, que los den y se dejen de filosofar sobre
la veracidad o no de un informe que ha puesto al descubierto
un “mar de fondo” que ahora surge por la razones que todos
los que han salido a la palestra han de conocer por estar
tan cercanos del meollo de la cuestión.
Este polémico asunto -polémico por la polvareda desatada-,
ha dejado en evidencia a más de uno porque también se
comentan los “vicios de años”, de hechos tan contrastados
como que en Feria y Semana Santa hay menos bajas que de
costumbre, que la propia consejera del área, Yolanda Bel se
ha visto sorprendida por un informe que desconocía y cuya
autoría, igualmente ignora. Y en el horizonte de este
sombrío panorama, al parecer, algo ha podido influir el
próximo cambio al frente de la Jefatura, dicen que para
primeros de mes se haría efectivo.
Demasiadas aristas en un poliedro de desatinos: la búsqueda
de enfrentamientos entre los propios policías, con lios y
partidismos habituales, el recuento de horas... Un informe
que, para algunos, se ha filtrado malintencionadamente, con
propósitos claros de crear división y enfrentamientos.
Con todo, lo que sí se impone es facilitar los datos con
detalle, que quienes se alarman faciliten sus aportaciones
sustentadas en datos, números y detalles, pero que no se
desmientan las informaciones publicadas sin más. Hay que ser
claros, rigurosos y fiables, por parte de quienes dicen
tener toda la información y la ocultan sistemáticamente.
Los informes se hacen con algún fin y los datos se recogen
de algún sitio. Quienes los confeccionan y sus intenciones,
son otra custión. Publicarlos es un deber constitucional del
Derecho a la Información. Ahora, echar balones fuera y
desvariar sin aportar datos para refutar cuanto se ha dicho,
es pura demagogia. Seamos por una vez claros todos. Y
apórtese, como se diría judicialmente, la carga de la
prueba. En otro caso, las polémicas sin pruebas, son una
forma de aderezar un ambiente de confusión que no aclara
nada.
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