Mohamed A. M. lo tenía claro. En el inicio de la vista oral
en el Juzgado de lo Penal número 2 por robo con fuerza, el
juez le comunicaba que la Fiscalía había pedido una
reducción de la pena que habría que imponérsele.
Los seis meses de prisión que se le iban a solicitar desde
el Ministerio Fiscal por un delito de robo cn fuerza se
rebajarían a una multa de sólo 60 euros, por una falta de
hurto, si se consideraba culpable.
Sin embargo, y ante la estupefación de los presentes en la
sala de vistas, el joven Mohamed A.M. dijo que era inocente
y que no pensaba conformarse con pagar 60 euros de multa ni
tampoco con la petición de prisión, ya que entendía que era
inocente.
Según su versión, dos chicos menores de edad estaban al
parecer robando en el interior de un vehículo aparcado junto
a la entrada de su domicilio. Él, dijo, había bajado en
pijama a las tres de la madrugada del 25 de septiembre de
2009 para fumar un cigarrillo, dado que su esposa estaba
embarazada de siete meses y no quería que hubiera humo en la
casa que ella pudiera respirar. Un agente de policía de
paisano, que compareció ayer en el juicio, volvía de una
boda de un familiar cuando se encontró con uno de los
chicos, que huyó, en el interior de un vehículo forzado, y
al otro junto al joven que ayer era juzgado.
El policía dijo que la parecía que el menor y el acusado
mantenían una actitud sospechosa de vigilancia. Sin embargo,
confesó que sólo era una sospecha, una suposición. El caso
quedó visto para sentencia con petición de absolución de la
defensa.
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