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sucesos - MIÉRCOLES, 18 DE ABRIL DE 2012


zona de preembarque hacia Algeciras.

juicio
 

Solicitan dos años de prisión por esconder a un indocumentado

Mustapha F. trató de embarcar en su vehículo hacia Algeciras con un hombre oculto en el maletero; su esposa, que viajaba con él junto a sus hijos, desconocía los hechos
 

CEUTA
El Pueblo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El Ministerio Fiscal pidió ayer dos años de prisión para un ceutí, Mustapha F., quien se declaró culpable de haber tratado de llegar a la península con un hombre marroquí indocumentado oculto en el maletero del vehículo. Ayer mismo quedaba en libertad, por orden del presidente del tribunal de la Audiencia Provicial.

La Sala VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta dejó ayer visto para sentencia el juicio que se celebró contra Mustapha F. y y su esposa Samira M., por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y falsedad en documento. El Ministerio Fiscal, que rebajó la pena inicial, opidió dos años de cárcel para el acusado y la libre absolución de su esposa, quien desconocía de todo punto los hechos delictivos juzgados, según pusieron ambos de manifiesto.

El 29 de diciembre de 2011, en torno a las 17.40 horas, el acusado fue interceptado en el control de embarque hacia Algeciras por un agente de la Policía Nacional, para una inspección rutinaria de su vehículo. Viajaba con su esposa Samira y con sus hijos. El agente pidió la documentación, tal y como testificó ayer ante el tribunal que presidía el magistrado Jesús Carlos Bastardés, y al registrar el maletero encontró oculto en un pequeño cubículo tapado con una alfombra sobre la que habían unas maletas y un bolso, a un hombre indocumentado, procedente de Marruecos.

Desde entonces, Mustapha se encontraba privado de libertad en espera de juicio.

En su declaración reconoció todos los hechos. Al parecer, tenía amistad con el padre, ya fallecido, del marroquí al que intentó introducir clandestinamente en la península. Dijo que llegó a un trato con él, porque se apiadó de su situación de pobreza, ya que además tenía cuatro hijos. De manera que accedió a pasarlo de incógnito a la península.

El día de los hechos juzgados, había quedado en que aparcaría el coche en la estación marítima y que diría a su esposa Samira que fuera con los niños a comprar algunas cosas al supermercado más cercano mientras que el sacaría los billetes. Dejó el maletero abierto, tal y como había convenido con el indocumentado, y éste ya estaba bien oculto cuando la familia al completo se montó en el automóvil para dirigirse a la zona de embarque.

Durante su testimonio, Mustapha no pudo reprimir lagrimas y sollozos.

El Ministerio Fiscal rebajó la pena inicial de siete años de prisión a sólo dos. Además, retiró del escrito de acusación la circunstancia de que pudiera haber corrido peligro la vida del inmigrante que iba oculto. El agente de la Policía Nacional dijo que al rescatarlo del maletero el hombre parecía algo mareado y que el cubículo en el que viajaba oculto era pequeño, lo que le obligaba a estar en posición fetal, mirando hacia la parte trasera de los asientos posteriores. Se constató además que no había existido contraprestación económica, lo que avalaba la tesis del acusado de que lo hizo todo por apiadarse de un necesitado.

Así las cosas, la fiscal solicitó que se le pusiera en libertad. El magistrado Bastardés, automáticamente, ordenó a los agentes de custodia que le retiraran las esposas al detenido. Quedó en libertad -aunque tuvo que volver a prisión tras el juicio, ya como hombre libre, para cumplimentar papeleo y recoger efectos personales. Mientras tanto, su esposa quedó también libre, ya que la Fiscalía solicitó su absolución, al igual que la defensa, que además pidió que ésta fuera con todos los pronunciamientos favorables. En su último turno de palabra la mujer sólo pidió la libertad para su marido, que apenas podía hablar por la emoción. Ella también se fue llorando.
 

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