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OPINIÓN - MARTES, 17 DE ABRIL DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

Las Cruces de Mayo de Ceuta son BIC

Por Nuria de Madariaga


Si tiramos de los anales de la Historia podemos encontrar las primeras Cruces de Mayo allá por la época visigótica y en nuestra bella liturgia mozárabe toledana, vergonzosamente relegada por los latinajos romanos y que permanece aún latente en el seno de antiguas familias manchegas, dispuesta a ser recuperada por la Iberia Vieja que no es latina sino secularmente celtíbera.

Así la fiesta de la exaltación de la Veracruz es sustancia arquetípica de nuestros genes y forma parte de un ADN que se revuelve con el solsticio de primavera cuando la Madre Tierra florece en todo su esplendor. ¿Y es que alguien puede echarnos la pata por lo alto en lo que se refiere a tradiciones religiosas y culturales que, no es que se pierdan en la noche de los tiempos, sino que se pierden y reaparecen en lo alto del Sinaí para proyectarse al mundo entero?.

Pero, para “sentirlo” hay que haberlo mamado, desde la gruta del neolítico hasta el apartamento hipotecado actual, porque es algo que “está” y llevamos impreso hasta en el más recóndito pliegue de la glándula pineal. Con esto quiero decir que las tradiciones, ni tocarlas. Porque son nuestras raíces y sin raíces quedan dos alternativas: o secarnos o convertirnos en claveles de plástico de los veinte duros.

Y la suerte que tenemos en Ceuta es que durante todo el mayo florido se puede disfrutar del espectáculo decorativo y de tintes oníricos de esas decoraciones florales cuajadas de parafernalia, el arte en las calles, piezas de calidad museística conformadas por un burbujear de flores perfumada. Ikebana celtíbero. Explosión gozosa del resurgir de la primavera y de la riqueza intrínseca de nuestro inmenso patrimonio histórico-artístico.

También cómo en tiempos de nuestro abuelo Recesvinto el visigodo y nuestros bisabuelos celtas y druídicos que no decoraban cruces sino árboles con cintas y zalemas (no había llegado aún nuestra Era, faltaba algún siglo que otro) nosotros nos entusiasmamos en torno a la cruz de claveles reventones, de rosas aterciopeladas, de ramas de gladiolos, de la gloria de Dios en arte floral, por devoción y por contento. Fiestas populares de buen yantar y mejor beber. Y que no se quejen los hosteleros porque son días puntuales en unos fines de semana en los que, si quieres tomarte un domingo un café de noche por el centro te encuentras las persianas de los establecimientos cerradas. ¿O es que se van a sumar en bloque a la alternativa de open city y van a abrir todos, todos los fines de semana para atraer al turismo y poderle atender? Más bien no.

Por eso me parece muy mezquino tratar de reprimir la diversión y la holganza de los ciudadanos y su posibilidad de montar chiringuitos en plan lúdico-festivo. Eso es mezquino, pero que se metan y se entrometan por medio partidos localistas a quienes ni les va ni les viene, eso me parece absolutamente el apocalipsis de la ruindad.

Máxime cuando se trata de una festividad que despierta un hondo fervor religioso en la ciudadanía y en unos momentos en los que dejamos atrás unos tiempos oscuros en los que los cristianos hemos sido duramente perseguidos, por lo que, las sensibilidades se encuentran a flor de piel y parece que cualquier pequeña infamia, escuece y nos pone levantiscos contra el que trata de orpimirnos.

Sencillamente que nos dejen tranquilos con nuestras tradiciones, porque no nos han tocado en una tómbola ni son una concesión administrativa, sino que nos vienen “de fábrica judeocristiana”. Puro y recio abolengo. Y a quien le joda, que se purgue con aceite de ricino o con un café de la cafetería de los barcos de Balearia.

¿Competencia desleal a los hosteleros? Ni existe en las Cruces de Mayo, ni existe en la feria, ni existe en las romerías, ni existe en las tardes de toros ... La sola queja de los hosteleros ya es una pequeña afrenta, porque están arremetiendo contra hechos puntuales en fechas significativas y puntuales, en plan negativo. Si fueran positivos sumarían en lugar de restar y se apresurarían a montar en sus establecimientos bellas Cruces de Mayo para contento y disfrute de la clientela. Para el arte, la cultura, la belleza, la exhibición ornamental de la hermosura, la celebración, el jolgorio, el tapeo, el picoteo y demás, no pueden haber límites. Tan sólo cómo mucho para el cante, pero sin prohibirlo, tan solo moderándolo.

¿Y que pintan los políticos? Nada. Puro ventajismo. Y mucha envidia. Por todo, porque los hosteleros pueden lanzarse y poner Cruces, por las cofradías, por los vecinos, por las flores, por el arte, por el contento, por....
 

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