El titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta dejó
ayer visto para sentencia un juicio por blanqueo de
capitales por imprudencia que parte de un ‘phishing’
-utilización de datos personales para transferir dinero de
una cuenta corriente de la víctima mediante internet- que
denunció un ciudadano ceutí.
Es una tarde de domingo, a primeros de junio del año pasado
y Francisco G.S. se dispone a revisar su cuenta corriente en
Caja Duero, mediante internet, desde su domicilio. Cuando
introduce su clave de acceso, la web del banco le pide hasta
tres claves más de tarjeta, lo que le resulta “extraño”. Al
no poder operar, cancela y sale de la página web.
Posteriormente recibe llamadas en su móvil desde un número
oculto hasta que se le agota la batería, no sin que antes
reciba un mensaje en el propio móvil: la notificación de que
desde su cuenta corriente se ha realizado una transferencia
de 2.865,86 euros a otra cuenta, esta vez de Cajasol.
El lunes contacta con su Caja, que le recomienda denunciar
el hecho ante la Policía. Ayer, los hechos se juzgaban en el
Juzgado de lo Penal número 2, con Rafael Ignacio M.V.R., que
no compareció a la vista, acusado de blanqueo de capitales
por imprudencia.
Según se desprendió de los informes de acusación del
Ministerio Fiscal y de la acusación particular ejercida por
Caja Duero, Rafael Ignacio es contactado por internet por
una empresa que le ofrece un contrato a través de una firma
londinense, mediante el cual se hará cargo de abrir una
cuenta a su nombre -en Cajasol- para recibir distintas
partidas de dinero que debían ser retiradas de inmediato y
enviadas mediante terceros por Western Union y sistemas
similares, a otras personas. La contraprestación es un
suculento porcentaje sobre las cantidades ingresadas.
Tras este asunto se encuentra una red que utiliza a personas
deseosas de hacer dinero fácil o incautos -la defensa
argumentó que Rafael Ignacio fue “engañado”, para realizar
movimientos de dinero de procedencia fraudulenta. En este
caso era de un ‘phishing’, pero en el procedimiento judicial
-en el que testificó un representante de Caja Duero, entidad
que reembolsó a su cliente el dinero perdido- se puso de
relieve que los verdaderos destinatarios del dinero eran los
componentes de una red que podría estar relacionada también
con delitos relacionados con el tráfico ilícito de oro a
través de varios países, de forma que se obviaran los
procedimientos arancelarios.
La Fiscalía y la acusación particular coincidieron en su
petición: dos años de cárcel y restitución del dinero a Caja
Duero. Mientras tanto, la defensa pidió la libre absolución
de su patrocinado. El juicio quedó visto para sentencia.
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Del blanqueo de capitales a través de los llamados ‘muleros’
Actualmente empresas ficticias
intentan reclutar teletrabajadores por medio de e-mails,
chats, irc y otros medios, ofreciéndoles no sólo trabajar
desde casa sino también otros jugosos beneficios. Aquellas
personas que aceptan la oferta se convierten automáticamente
en víctimas que incurren en un grave delito sin saberlo: el
blanqueo de dinero obtenido a través del acto fraudulento de
‘phishing’. Para que una persona pueda darse de alta con
esta clase de empresas debe rellenar un formulario en el
cual indicará, entre otros datos, su número de cuenta
bancaria. Esto tiene la finalidad de ingresar en la cuenta
del trabajador-víctima el dinero procedente de estafas
bancarias realizadas por el método de phishing. Una vez
contratada, la víctima se convierte automáticamente en lo
que se conoce vulgarmente como ‘mulero’.
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