Un día como hoy hace ochenta y un años se proclamó en España
la II República. La caída del dictador Primo de Rivera y la
marcha por aclamación popular del monarca Alfonso XIII hizo
que por primera vez el pueblo español tuviera un verdadero
movimiento democrático y liberalizador que fue robado y
masacrado a través de las armas. Sin entrar en polémicas es
indudable que la República significó para España un momento
histórico, por reconocer, a la postre en su Constitución, el
derecho social al pueblo que antes quedaba en olvido.
Propuestas tan innovadoras como la importancia de la mujer a
la hora de votar o el reparto de tierras entre los
trabajadores en contra del poder absoluto de los
terratenientes, dejaba a España con un futuro incalculable
acompañado también por la gran explosión literaria de mucho
de los hoy reconocidos autores, asesinados en la represión.
Hoy vivimos en un Estado democrático constitucional, con una
monarquía respetuosa con lo que decidió el pueblo en 1978
pero que a su vez acomodada en los privilegios de un
apellido. Para muchos y muchas esta situación empieza a ser
retrograda, en cuanto la situación económica de la mayoría
de los/las españoles/as se agrava con la crisis. Pero, ¿solo
se quiere deshacer de la monarquía?, nosotros/as pensamos
claramente que no. La lucha por lo que se podría considerar
como una III República no es la simple retirada de una
figura anticuada sino un cambio total en la concepción
política de justicia social. Tener una República tiene que
significar que el pueblo español vuelva a recuperar el poder
perdido a costa de los dos grandes partidos nacionales que
se han encargado de empeorar la situación social, económica
y laboral de la ciudadanía. Y lo que es más grave,
desarrollando políticas sin haber sido consentidas ni
aprobadas por la mayoría, con programas electorales que
serían más objetivos si estuviesen en blanco que como lo
presentan en campaña.
La III República, en caso de que algún día llegase, debería
ser un cambio del concepto de política que tenemos
actualmente, ya que es la ciudadanía la que debería
encabezar los proyectos y vivir en un estado democrático
real y no en lo que se está convirtiendo en la actualidad.
Medidas como un reparto justo de los impuestos, pagando más
los/las que más tienen, convirtiendo el trabajo en dignidad
y no en simple mercancía, luchando contra los que quieren
aprovecharse del sistema y no protegiéndolos acabando con el
juez que los persigue, cumpliendo la constitución ofreciendo
trabajo y vivienda digna como derecho y no como privilegio y
sobre todo anteponiendo a la ciudadanía por encima de
cualquier interés económico o internacional. Solo así
podríamos pensar en una nueva República puesto que ello
significaría verdadera libertad y justicia.
Por ello, hoy 14 de abril, queremos tener un especial
reconocimiento y grato recuerdo por los que lucharon por
esta misma idea, innovaron y trabajaron por una España
democrática y que tan solo las armas pudieron acabar con
ellas.
Por ellos y ellas, Salud y República.
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