Desde que tuve a un sacerdote como
maestro, allá por el año 1959, en la academia de Nuestra
Señora del Valle, en Ceuta, dejé de creer en la Iglesia como
ente representativo de algo superior totalmente impalpable e
invisible.
Con eso consideré, poco después, que la Semana Santa no era
otra cosa que un atractivo turístico por cuanto las imágenes
que pasean en los pasos no pueden ser, de ninguna manera,
cosas representativas de una historia auténtica.
Todo lo narrado en la Biblia vienen, algunos, de hechos
naturales y totalmente normales, comprobados
científicamente, y otros del acervo popular traspasado
generación tras generación, cambiando por lo tanto de la A a
la Z su verdadero significado.
Aclarado este punto, escribiré de la Semana Santa como si
sintiera pasión por ella, no ya como hecho religioso en sí,
sino como una demostración de nuestra cultura milenaria.
Esta Semana Santa pasada, por razones que no vienen al caso,
me quedé en mi ciudad de residencia y presencié algunos
desfiles procesionales, a decir la verdad están tomando auge
en Catalunya, que sin llegar a ser como los que acostumbro a
ver en mi ciudad natal, son elogiables.
Me sorprendió sobremanera la presencia de la Legión, cosa
inesperada, portando al Cristo de la Buena Muerte. ¡La
Legión en Catalunya!
En la Comunidad que quería imponer el modelo de unidad e
integración, según sus dirigentes, se abrió una fuerte
polémica, más aún cuando en el programa oficial no se
mencionaba la participación de los legionarios, y muchos
ciudadanos y políticos han puesto el grito en el cielo.
La verdad es que sigo sin entender a esta gente.
Aunque mi amigo Joan Mora (CiU), alcalde de Mataró, afirme
que está sorprendido ante el desfile de miembros de la
Legión, no consigo tragármelo, es una cosa que tenía que
saberlo. Semejante agrupación de militares no puede pasar
desapercibida, ni antes ni después.
La verdad es que no eran legionarios en activo. Son miembros
de la Hermandad de Antiguos Legionarios y como tal pueden,
perfectamente, hacer demostraciones dentro del ámbito
cultural y, además, el Cristo de la Buena Muerte suele ser
portado por la Legión. Están legalmente reconocidos como
asociación… ¿entonces?
En lo que yerra, mi amigo Mora, es en denominar “Semana
Santa catalana” a una demostración cultural típicamente
española y también me hizo gracia la declaración de mi otro
amigo, el melillense Joan Antoni Barón (PSC), ex alcalde,
que manifestó “Me voy a dormir muy preocupado”, aunque dicho
en catalán.
Creo que exageran, los políticos y ciudadanos que han puesto
el grito en el cielo, hablando en los términos en que lo
hacen.
Realmente no lo entiendo porque el ejército no ha
participado, efectivamente, en ninguna de las procesiones
realizadas en la ciudad.
Si afirman hablar en nombre del pueblo que no está contento,
lo veo raro, por cuanto muchos de los ciudadanos aplaudieron
con ganas al paso de la Legión, mucho más cuando levantaron
al Cristo,
Algún que otro ignorante comentaba “¡Cómo se permite que
‘esos’ desfilen sin tener en cuenta los muertos que van a
hacer en la guerra civil!”, sin comprender que aquellos
legionarios que desfilarían, según su entendimiento,
tendrían 90 y más años.
¿A quienes han muerto éstos legionarios que desfilaron?, en
cualquier caso habrá sido en las guerras extranjeras a los
que habrán enviado los gobiernos españoles desde Aznar en
adelante.
Incomprensible esta postura de los políticos catalanes si
pensamos que aún no tienen la independencia.
Cuando la consigan, si es que la consiguen, les aconsejaré
que no celebren la Semana Santa con procesiones católicas,
que las hagan con los Demonis y con los Mossos d’esquadra.
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