Los compromisarios asistentes al
XVII Congreso Nacional del Partido Popular celebrado en
Sevilla el pasado mes de febrero apoyaron mayoritariamente
la candidatura presentada por Mariano Rajoy, apostando
claramente por la continuidad en la dirección de esta
formación tras alzarse vencedor en las Elecciones Generales
celebradas el 20 de noviembre, unificando con ello ambas
presidencias en una misma persona. Pues bien, ahora
corresponderá a la militancia popular en nuestra ciudad
decidir a quien encomendar la dirección regional de esta
formación tras años de hegemonía al frente del gobierno
autónomo.
La militancia popular se enfrentará con total seguridad a
una complicada disyuntiva, según todos los indicios, al
tener que elegir entre dos candidatos totalmente
contrapuestos aunque sobradamente conocidos. Por un lado, el
actual Presidente Regional y Presidente de la Ciudad
Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas Lara y por otro lado,
quien ostentara durante años importantes responsabilidades
políticas abandonadas apresuradamente tras protagonizar un
affaire portada de los medios de comunicación locales y
nacionales, Pedro Gordillo Durán.
Sin ninguna duda, un proceso congresual que devolverá la
esperanza a aquellos militantes de base descontentos con la
actual dirección ante la posibilidad de recuperar glorias
pasadas al devolver el liderazgo del Partido Popular de
Ceuta a quien lo ocupara durante años. Unos militantes que
hoy anhelan desalojar de dicha dirección a quien la ha
ocupado hasta la actualidad por decisión unánime de todos
los miembros, incluidos algunos de los que hoy apoyan la
candidatura alternativa, del máximo órgano de dirección
entre congresos, el Comité Ejecutivo Regional.
El Partido Popular ha comenzado la cuenta atrás de cara a un
Congreso Regional en el que la militancia popular deberá
optar entre dos candidatos sobradamente conocidos y
totalmente antagónicos. La responsabilidad, la cordura y la
coherencia deben primar en unos momentos complicados para
una formación obligada a asumir las consecuencias de adoptar
decisiones impopulares en respuesta a la situación heredada.
En definitiva, compromiso y lealtad deben protagonizar una
cita congresual que designará democráticamente a quien
dirigirá la formación popular en los próximos tres años.
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