Cuantas vivencias y emociones
encierra, esas trabajaderas que dan suspiro ante Dios, si
todos van cargando en la cerviz, al Hijo de Dios, y ello son
sus pies, si tenía montones de escritos, dedicados a tantas
historias que llevo como un relicario, escondidas en mi
corazón, quizá esta ha sido la más impresionante de todas. Y
por el sentimiento y la nobleza que tiene, la traigo para
todos los lectores de este diario.
Antoñito, mas que mi cuñado, es mi hermano, es mi niño
chico, lo conocí y creo que tenía dos años, y parecía a
veces hijo nuestro, que habíamos tenido tan jovencitos...
Toito, lo tengo en mis sentimientos, como algo mio y eso
bien lo sabe Dios.
Por los avatares de la vida, los destinos, los traslados,
son duros y con la soledad de del poco calor, de los que son
verdaderos amigos, asi pasan las noches y los días, al frío,
al calor, pero siempre a la vera del mar.
Virginia su mujer, ha estado malita, muy malita, que siempre
le decía, quiero verte guapa por las calles, quiero verte
bonita, y darme esa sonrisa de la chiquilla que se enamoró
de Mi Toito.
Y llega nuestro dia, y digo nuestro, porque siempre me
critican, cuando digo, mi paso, mi Nazareno, mi Esperanza,
si he tenido y tendré el corazón partío.... por haber
llevado tantos años a mi hermano Nini en la Esperanza y a mi
Toito en el Nazareno.
Nos cruzamos, nos abrazamos en nuestra Calle Velarde, mi
Antoñito, con el costal y su chaqueta del chandal, su barba
cerrada, que me pincha al besarlo y su Virginia de su brazo,
y yo dandole piropos a esa niña, que ya sonríe y tiene esa
dulce mirada.
Y me contó una historia, bellísima de esas que sólo ocurren,
debajo de los faldones de un Paso, donde la vida, se olvida
al caminar, por llevar al Nazareno al Encuentro con su
Madre.
Antoñito, llevaba dos años sin salir, su profesión y su
lejanía lo había despegado de su trabajadera, pero los
costaleros, son una familia, hay un código de honor, muy
grande, muy fuerte, entre sus miembros y eso lo he
comprobado yo en mi familia, unos pasos, unos mecíos,
Antoñito debajo del paso, y al llegar, a la puerta del
Ayuntamiento, ante mas de tres mil personas, y la calle
suspirando con las gargantas, preparadas para cantar el
Novio de la Muerte, la Madre y el Hijo frente a frente, cara
a cara, y los pasos preparados, para que “a esta” los dos
suban al cielo...
Su amigo Jesús, le dice, desde la pata del paso, Antoñito,
entra un momento, “que se me ha caido el imperdible de la
faja”, Dios le dió una palmada, Dios, le dió ese Don de la
Amistad, por un amigo, que son desde chiquillos, Jesús se
salió del paso, haciendo el gesto de apretarse la faja, y
Antoñito, que se mete a la vera de la pata, esperando a que
regresara su Jesús, y el Capataz, que decían, señores voy a
llamar, ya está la Esperanza ,frente a frente, y Antoñito
gritaba Jesuus, y su amigo, de toda la vida, se iba
alejando, como diciendo, mira Antoñito esto va por ti, que
Virgnia, ha estado muy malita, y Antoñicon sus manos
llamandolo, el se alejó a la vera de los caballas, y
Antoñito, mi Antoñito HIZO EL ENCUENTRO.
DEDICADO A VIRGINIA CANDELA.
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