Más allá de las creencias
religiosas y de la fe, que es la que sustenta la
manifestación de fervor popular de la Semana Santa, esta se
configura como una tradición que forma parte del acervo
cultural de Ceuta. Ambas cualidades la convierten en un bien
a conservar, uno de esos bienes inmateriales que constituyen
una de las principales riquezas de los pueblos. También es
digno de mención el valor artístico de las tallas y de los
pasos, que los cofrades adornan con todo esmero y cariño y
que tratan de mejorar cada año a pesar de las dificultades.
Por todo ello, hay que agradecer el “gran nivel” y la
“madurez” de las hermandades ceutíes, reconocida por el
presidente de su Consejo, y que hace posible que este
valioso patrimonio espiritual y cultural se mantenga.
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