LUNES 2.
En Pedro’s, ese bar que en poco tiempo ha alcanzado justa
fama, trabaja Pedro Serrano Becerra. Quien me dice
que es nieto de Serafín Becerra. Y mi alegría hace
que, inmediatamente, le pregunte por él; a quien no veo
desde hace un mundo. Y el nieto me cuenta que vive con la
familia en El Hacho. Que ha estado indispuesto durante dos
semanas y que se ha recuperado ya. No olvidemos que Serafín
ha cumplido 83 años. Saludar a Serafín Becerra, cuando yo
llegué a esta ciudad, darle la mano, era más peligroso que
meter los dedos entre los barrotes de una jaula de tigres en
régimen de adelgazamiento. Y es que los apretones de manos
de Serafín estaban sobrados de fuerza. Y, además, a él le
encantaba mostrar su poderío físico. SB, amén de su
fortaleza, tenía otras cualidades que le hacían
imprescindible en cualquier tertulia. Agradable, jovial,
amigo de sus amigos, y muy dado a decir lo que creía
conveniente en todo momento, yo tuve la oportunidad de pasar
muy buenos ratos a su vera. Eso sí, guardándome muy bien de
ofrecerle la mano. Faltaría más. Y, desde luego, nunca he
olvidado aquel lema pareado con el cual mi amigo Serafín se
presentó a unas elecciones: “Dadme la batuta pero con
mayoría absoluta”. Con él quería que “Hombres de Ceuta y
para Ceuta”, nombre de su formación política, ganase las
elecciones municipales. Un abrazo, amigo.
Martes. 3
Rodeado de amigos y familiares hallo a Andrés Carlos
Martínez Palacio “Tato”. Quien rebosa satisfacción. Y no
es para menos. Pues me cuenta que hace días estuvo, junto a
Juan Manuel Molina Lara, en un acto académico
organizado por la Universidad de Cádiz en colaboración con
el Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales, en honor de
quienes acabaron la carrera hace cincuenta años. El discurso
de reconocimiento, me dice Tato, corrió a cargo del Rector
del Colegio Decano. Y transcurrió en medio de un gran
ambiente donde los agasajados llegamos a emocionarnos. Con
Tato, no pocas veces he hablado yo de aquel Cádiz de hace
medio siglo. Y él, como ha vuelto a ocurrir hoy, se ha
sentido tan a gusto como para relatarme sus correrías
gaditanas de entonces. Aunque, todo hay que decirlo, la
emoción le puede en cuanto se pone a explicarme la visita
que hizo a lugares donde él pasó parte de su juventud. Y es
que cuando afloran los recuerdos, créanme, cuesta lo
indecible domeñar el corazón.
Miércoles. 4
Los romanos tardaron mucho tiempo en aceptar la ociosidad
bien administrada. Cicerón, por ejemplo, en cuanto
dejaba la espada colgada en la salita de estar de su casa,
corría como un desesperado a coger los aperos de labranza
para ponerse a trabajar a destajo. Los romanos miraban a los
griegos con desprecio y recelo. Debido, precisamente, a que
éstos gustaban de hacer muy buen uso del tiempo libre. Mas,
sin prisas pero sin pausas, los primeros fueron asumiendo
que lo que ellos consideraban mariconadas griegas, sentaban
muy bien al cuerpo y al espíritu. Y así llegó un día en el
cual griegos y romanos sentaron las bases de la buena vida y
del divertimiento. Entendieron a la perfección que en todo
trabajo debía haber tiempo para fumar. Y a partir de ahí no
dejaron nunca más de aprovechar los tiempos muertos para
dedicarse sólo y exclusivamente a darle a sus cuerpos toda
clase de gustos. La señora Merkel, alemana ella,
conoce la historia y, por tanto, ve a italianos, griegos y
españoles como a gente poco amante del trabajo y
derrochadora del dinero ajeno. Y nos está aplicando un
castigo calvinista. A la señora Merkel, al igual que al
propietario y presidente de Mercadona, Juan Roig, le
encanta el laborar de los chinos. Cuidado con ella.
Jueves. 5
Se publica la carta que Pedro Gordillo ha dirigido a
los militantes del Partido Popular. En la que les cuenta los
motivos que tiene para presentarse a las elecciones a la
presidencia del partido. Lejos queda ya aquel 30 de octubre
de 2009, cuando los medios del Grupo Prisa nos contaron el
desliz del todopoderoso vicepresidente con Sineb Ahmed:
una atractiva mujer. Un desliz que Gordillo ha pagado caro.
Puesto que sus enemigos aprovecharon la ocasión para
buscarle la yugular y dejarle en el sitio. El sitio era el
descrédito y la pérdida de cuanto significaba en el partido
y en el gobierno. Pedro Gordillo cometió un gran error. Se
comportó como un pardillo. Pues él estaba avisado de que sus
más furibundos adversarios iban tras sus devaneos amorosos
para acabar con su ordeno y mando. Si bien fue más fuerte la
llamada del deseo carnal. Algo que le puede pasar a
cualquiera. O es que hemos olvidado lo que ocurría en el
despacho Oval con Kennedy y Clinton. En fin,
que con la misiva de Gordillo y su anuncio de querer
disputarle a Juan Vivas la presidencia del partido,
aunque sin aspiraciones de volver algún día a formar parte
del gobierno, ya tenemos motivo que dará mucho que hablar de
aquí a que las elecciones se celebren. Por cierto,
permítanme reconocer que PG tiene más valor que El Guerra.
El torero, claro está.
Viernes. 6
Tras leer la prensa, nacional y local, y dado que me
encuentro con más de lo mismo, es decir, con el anuncio de
que el paro camina sin freno y cuesta abajo; que los
intereses de la deuda siguen encareciéndose; que la prima de
riesgo anda ya por encima de los 400 puntos; y, sobre todo,
que la culpa de la crisis galopante sigue siendo, total y
absolutamente, de los socialistas, decido abrir la carpeta
de mis apuntes en Internet, a la búsqueda de algo del pasado
que me distraiga. Y se me viene a la vista una nota, bajo el
siguiente epígrafe: “España, según los extranjeros”. Es el
lugar donde se leen menos periódicos de Europa. Donde el
periódico más leído sólo da noticias deportivas. Donde no
todo es sol pero el sol lo condiciona todo. Donde se
desayuna copa de licor con café. Donde el chocolate es dulce
y espeso. Donde el vello corporal en axilas y piernas es
tabú para las mujeres. Donde todo o casi todo se para a
cierta hora del día. Donde antes de cenar se va de bar en
bar para comer pequeñas raciones. Donde el servicio
ferroviario es limpio y eficiente. Donde los conductores
urbanos tienen a los peatones en un puño en cada cruce.
Donde la vida comienza cuando en el resto de Europa las
luces se apagan. Donde por cinco euros sirven una botella de
vino en un restaurante. Donde sacan a pasear a Dios con
cualquier pretexto. Donde es Europa sin que se sientan
europeos. Donde los baños están limpios pero sin papel.
Donde hay que tener cuidado con los simpáticos que quieren
cháchara. Donde el hambre ha marcado su historia. Donde no
hay verdadera cocina nacional. Donde impera la siesta,
vitalidad y marcha. No se ofenda si en la cita el español
llega diez o veinte minutos tarde. Los andaluces son, de
lejos, el pueblo de España más exuberante; los gallegos son
todo lo contrario; los vascos son trabajadores y les gusta
vivir bien, y son extremadamente religiosos. Los catalanes
comparten con los vascos el ardiente deseo de romper los
vínculos que les atan al resto del país. Y los castellanos
consideran que el país les pertenece por derecho divino. Y,
si no fuera por la falta de espacio, seguiríamos enumerando
mitos y tópicos que nos adjudican los extranjeros.
Sábado. 7
Cada año, por estas fechas, al principio o al final de la
Semana Santa, suelo yo contar esta historia, ocurrida en
Sevilla, y que me recuerda de qué manera me quedé yo sin
cobrar, al principio de los años ochenta, más de dos
millones de pesetas, usando el tramposo las mismas armas con
las que el truhán sevillano empleó con un imaginero de la
capital andaluza. Vamos, pues, con la historia. Un director
de un banco sevillano, muy popular, recién elegido hermano
mayor de una cofradía, se dedicó a pedirle a un imaginero
íntimo amigo suyo, machaconamente, que le tallara una imagen
para lucirla en Semana Santa. El artista le respondía que
estaba saturado de trabajo y que le era imposible aceptar su
encargo. La insistencia y la amistad obraron el milagro, y
la imagen cobró vida. Al cabo de dos años, el imaginero
presentó la factura. Y viendo que pasaba el tiempo y que su
amigo, el director del banco, se hacía el lipendi, le
preguntó por el impago. La respuesta no se hizo esperar:
“Como director de banco jamás incumpliré yo ningún
compromiso adquirido, pues mi honradez en el empleo es muy
conocida. Pero como hermano mayor de la cofradía de…, me
niego a pagarte porque carecemos de dinero en la hermandad y
nadie se quiere hacer cargo de la deuda”. El imaginero,
hombre corpulento y sensible, le midió las costillas al
director del banco. Lo sucedido se propaló por toda Sevilla
y, al parecer, el bancario fue trasladado, por impopular, a
otra ciudad. He aquí la forma de actuar que tienen muchas
personas, acomodando sus decisiones al cargo que desempeñan
y nunca al deber moral. En el caso relatado, claro está que
el director del banco era una persona capaz de engañar al
lucero del alba. Un sujeto de poco fiar, oculto tras el
cargo de director que ostentaba. De la misma manera que
otros se aprovechan de sus cargos políticos. En rigor:
sinvergüenzas.
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