LUNES 26.
Cuando estoy a punto de escribir sobre las elecciones
andaluzas. De la victoria amarga de Javier Arenas,
que se ha ganado ya con creces el título de perdedor, me
cuentan el nuevo atentado que se ha perpetrado contra Parque
Ceuta. Un atentado en el garaje del segundo bloque, y que ha
podido causar daños personales muy graves. Conviene recordar
que el garaje del primer bloque fue también objeto de una
canallada por el estilo, hace ya meses. Y, claro, entiendo
que prima opinar de lo segundo, que tiene más importancia
para nosotros que analizar los motivos por los que El Niño
Arenas no acaba de ganarse la voluntad de sus paisanos. Un
asunto digno de estudio sociológico. Porque si no ha ganado
ahora, don Javier, cuando las circunstancias concurrentes le
habían puesto a huevo el poder convertirse en Presidente de
la Junta de Andalucía, pienso que ya debería dar por
concluida sus ambiciones al respecto. A lo que iba, que es
sumamente importante para esta ciudad recordar que no cesan
los atentados contra los garajes y la quema de vehículos.
Con el consiguiente peligro para las inquilinos de las
viviendas. Entiendo las dificultades de la Policía para
resolver estos casos. Comprendo que el delegado del Gobierno
vaya dándose cuenta de que no es tan fácil poner fin a esos
atentados. De la misma manera que es conveniente recordarle
a Francisco Antonio González lo bueno que sería que dejara
de mirar hacia atrás para decirnos que ahora se está
actuando mejor que entonces. Porque las comparaciones son
siempre odiosas. Pero en este caso, además de serlo también,
son tan innecesarias como baldías.
Martes. 27
Hacía ya un mundo que no veía a Juan Hernández,
director de la cárcel de Ceuta. Creo que la última vez que
charlamos fue cuando yo estuve, invitado por él, en una
fiesta celebrada en Los Rosales. Fiesta en la que tuve la
oportunidad de mantener una charla con personas que estaban
recluidas. Charla amena, donde pude reírme de las
ocurrencias de mis oyentes, y luego disfrutar de un
aperitivo. Tiempo aprovechado para saber más de quienes
supieron atenderme muy bien. Así se lo he recordado a JH, en
cuanto nos hemos hallado hoy. Y lo primero que ha hecho el
director de la cárcel de Ceuta es invitarme a que vaya el
sábado a otra cuchipanda anunciada en su lugar de trabajo.
Y, a renglón seguido, no ha dudado en hacerme el artículo de
esa celebración. No le he prometido mi asistencia. Pero lo
que si haré es destacar, una vez más, el entusiasmo con que
el director de Los Rosales habla de cualquier acto que se
celebre en el centro penitenciario.
Miércoles. 28
Cuando salgo a tomar mis copichuelas, lo que más me agrada
es estar de palique. Me encanta la conversación
intrascendente. El pegar la hebra porque sí. Reírme de lo
que merezca la pena hacerlo y contar y oír anécdotas que
animen a sobrellevar los problemas que cada cual tenemos y
con los que no hay, salvo excepción, que atribular a nadie.
Quienes me conocen saben que jamás eludo preguntas ni dejo a
nadie con la palabra en la boca. Trato de ser amable, sin
caer en lo almibarado, y cuando algo me desagrada no tengo
el menor inconveniente en salir de naja. También sé que lo
que yo escribo no le puede gustar a todo el mundo. Y admito,
como no podía ser de otra forma que se me reproche tal o
cual exposición que yo haya hecho en mi columna diaria. De
la misma manera que aprecio el halago justo. Pues mentiría
si dijera lo contrario. Lo que llevo mal es cuando alguien
aprovecha que está en mi reunión para contarme todos los
días el mismo cuento. Ese cuento del alfajor que se ha
aprendido con ánimos de molestarme. Entonces, en vista de
que he cumplido ya muchos años como para aguantar las
impertinencias de persona alguna, máxime si es reincidente,
lo primero que se me ocurre es tratarla sin el menor
respeto. Siento, de verdad, que Javier Arnáiz,
arquitecto municipal, no se haya dado cuenta todavía,
después de muchísimo tiempo relacionándonos, que su proceder
me causa irritación. No por lo que dice, sino porque su
insistencia está fuera de lugar y, encima, me aburre. A
mejorarse. Señor arquitecto municipal.
Jueves. 29
La huelga general es la gran protagonista del día. Una
huelga que no venía a cuento. Por más que Mariano Rajoy,
en el poco tiempo que lleva viviendo en La Moncloa, se haya
ganado el derecho a que se le recuerde que una mayoría
absoluta no es ni un cheque en blanco ni significa que vaya
a ser eterna. Para el Gobierno ha sido una semana mala de
solemnidad. Todo empezó el domingo en Andalucía con esa
victoria de Javier Arenas, tan amarga como de escaso
valor. Un varapalo en las urnas que dejó a los populares
tocados de un ala. Las elecciones andaluzas dieron bríos a
los sindicatos. Pero se ha vuelto a demostrar que el
sindicalismo está de capa caída. Y, sobre todo, la gente
está convencida de que sus líderes viven de lujo. Puesto que
son muchas las subvenciones que reciben los sindicatos y…
bueno para qué seguir ahondando en algo que está ya tan
manido. En Ceuta, el líder de las Comisiones Obreras, ante
el fracaso rotundo de la convocatoria de huelga, hizo lo de
siempre: meterse con los ceutíes, llamándoles parásitos y
clamando contra la prensa. El secretario general de CCOO no
quiere asumir que su impopularidad está dañando la imagen de
su sindicato. Pero a él le importa un bledo que el sindicato
esté tan mal visto. Dado que Aróstegui forma parte de
las personas más pudientes de la ciudad. Gracias a diversos
sueldos, que hacen posible que perciba tal cantidad de euros
que puede marear en los tiempos que corren.
Viernes. 30
Unamuno elogiaba en Salamanca, ante el claustro, al
escritor paraguayo Rodó, y sus colegas universitarios
le reprocharon. Pero profesor, ¿cómo elogia usted a alguien
que ni tiene estudios? Y el filósofo respondió: No tiene
estudios pero es un maestro. Nadie tiene autoridad, ni moral
ni civil ni periodística ni política ni nada, para
desautorizar el trabajo de una persona porque tenga éstos o
aquellos estudios. Es lo que me veo obligado a referirle a
uno que no cesa de decirnos los títulos que tiene. Es
alguien que comparte reunión con varios conocidos, entre los
que yo me encuentro, y que no se cansa de darse pote por sus
muchos estudios. Fue entonces cuando me acordé también de
parafrasear a Ortega y Gasset diciendo que hay tontos
con muchos títulos. Porque presumir de títulos es tan
absurdo como cuando un autodidacto, por muy genial que sea,
saca pecho por haberse instruido a sí mismo y haberse hecho
con unos saberes sólidos y verdaderos. En fin, a veces uno
tiene que ser un poco incisivo. Lo cual no deja de ser fruto
de la reacción ante las sandeces, que obligan a afilar los
dientes.
Sábado. 31
La semana comenzaba mal. Pues fue el lunes cuando nos
enteramos de que los pirómanos habían vuelto a actuar en
Parque Ceuta. Donde el garaje de la segunda fase se
convirtió en un infierno. Llamas, humo y miedo fueron
protagonistas durante un tiempo que se les hizo eterno a
quienes lo padecieron. Pues bien, hoy, cuando la semana está
tocando a su fin, la noticia que recibimos es inmejorable:
ha habido tres detenidos, a los que, presuntamente, se les
considera autores de la quema de vehículos. Conviene, pues,
alegrarse del hecho y felicitar tanto a la Policía Nacional
como a la local. Por la celeridad con la que han conseguido
poner a los presuntos terroristas a buen recaudo. Y ojalá
que el fiscal tenga, en esta ocasión, pruebas suficientes
para hacer su trabajo y pedir las correspondientes penas.
Aunque en estos momentos, lo ideal sería que nadie echara
las campanas al vuelo. Ya que los policías están para eso,
es decir, para perseguir y detener a los delincuentes. Y las
autoridades gubernativas, en este caso, el delegado del
Gobierno, para contarnos, cuando toque, la labor
desarrollada por los funcionarios. Sin jactancia alguna.
Como debe ser. De cualquier manera, no cabe la menor duda de
que Pacoantonio y Torres estarán sumamente contentos. Lo
cual es lógico, comprensible y… enhorabuena.
|