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OPINIÓN - DOMINGO, 1 DE ABRIL DE 2012

 

OPINIÓN / EL OASIS

Banquero astuto
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Emilio Botín dice siempre lo que le conviene al Gobierno de turno. Y no duda en prestarse a salir en televisión para tratar de convencernos de que las medidas económicas adoptadas por las autoridades se hacen por nuestro bien. La última vez que salió a la palestra televisada fue cuando aún residía Zapatero en La Moncloa. Y también se expresó más o menos de la misma manera que el viernes pasado: “España está haciendo bien los deberes”. Tan bien como para que la banca siga manteniendo muy alto su pabellón: la banca nunca pierde. Por más que forme parte principal de cuantos han puesto a Europa en el camino conducente a la decadencia.

Al ver la cara del presidente del Banco Santander, poniéndole música a la canción de que el Gobierno es cojonudo, en medio tan potente como es la televisión, se me vino a la memoria el comenzar de los años ochenta. Aquellos primeros años de Felipe González, como presidente, que fueron revueltos y convulsos en todos los sentidos.

Años, entre finales de 1983 y principios de 1984, cuando el terrorismo de ETA, la puesta en marcha de la reconversión industrial, la falta de entendimiento entre autonomías, y el incesante goteo de subidas de precios fueron el detonante de un ambiente generalizado de desasosiego que pusieron al Gobierno en el disparadero.

Ni que decir tiene que en aquellos entonces, presionado el Gobierno desde todos los ángulos, y amedrentados los ministros de Economía e Industria, hubo de recurrirse al tirón de Felipe González para que calmara el ambiente por medio de su parla cautivadora. Todo un mensaje institucional que tuvo como escenario el salón de la bodeguilla, con chimenea encendida al fondo. Y desde esa estancia se pegó casi dos horas pidiendo solidaridad y comprensión para soportar los sacrificios que exigían las medidas de austeridad implantadas.

En 1984, como está ocurriendo actualmente, quienes se apretaban el ya viejo y gastado cinturón eran, sin duda alguna, las clases sociales más desfavorecidas y las pequeñas empresas. Éstas, que deberían ser el motor de puestos de trabajo, vivían sometidas a la dictadura de los altos tipos de interés de la Banca, que una vez saneada, por medio de dinero público a bajo precio para que ésta lo invirtiera en deuda pública a un interés mayor, se preparaba para obtener los mejores resultados.

Y allí estaba, en esos primeros meses de 1984, cómo no, el señor Botín, don Emilio, reconociendo que había sido un mal año para la economía española, aunque no se cortaba lo más mínimo en proclamar los extraordinarios resultados de su Banco. Han sido, dijo, los mejores de de los últimos años. Con 10.091 millones de beneficio neto. Mientras para los españolitos de a pie fue un año difícil, agrio, con pérdidas industriales, de paro creciente, de mayor presión fiscal y de más burocracia.

De lo referido han pasado casi treinta años. Y muchas cosas han cambiado. Una de ellas es que ahora pertenecemos a la Comunidad Europea y estamos sometidos a sus directrices. Eso sí, los que no han cambiado son los banqueros. Y Botín menos que ninguno. Pues ahí está el hombre haciendo una vez más, en tiempos ruinosos, alardes innecesarios y proselitismo del Gobierno.
 

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