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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ANALISIS

De quienes interpretan y aplican las leyes
 


Nuria de Madariaga
opinion@elpueblodeceuta.com

 

Siempre se ha dicho que “la ignorancia es muy atrevida” máxime cuando se trata de temas que no se dominan porque requieren unos conocimientos previos que tan solo se adquieren en las aulas. Y hablo de las leyes “que son las leyes” y están hechas para ser aplicadas, pero la acción es el primer elemento del delito y determinar ante qué tipo de acción delictiva nos encontramos sí es prerrogativa de los jueces y de los fiscales a la hora de formular el escrito de acusación. Así hablar de que, hasta ahora, las quemas de vehículos habían sido tipificadas cómo “daños por incendio” que no cómo ‘delito de incendio’ que aparece previsto y penado en el artículo 351 del Código Penal y que lleva aparejadas penas de 10 a 20 años de prisión mientras que los daños del artículo 263 tienen una pena muy leve y los daños por incendio del 266 no exceden de 1 a 3 años de prisión. A día de hoy calificado como “incendio” no ha habido ninguno y efectivamente, al cambiar la política y el Gobierno cambia el Fiscal General del Estado y es este Fiscal General el que marca las directrices de funcionamiento del resto de sus colegas.

Las leyes “no cambian”, relativamente, porque están sujetas a reformas, lo que cambia es el criterio a la hora de calificar los hechos. Así si a día de ayer un incendio en un bloque habitado con gravísimo riego para las personas era calficado como “daños” al cambiar el Fiscal General del Estado puede variar el criterio y determinar que ese peligro, ese riesgo evidente “sí” merecen ser calificados de delito de incendio que, en nuestras Leyes Penales, es uno de los que llevan aparejadas penas de mayor gravedad.

Lo que chirría es que la Policía detenga, ponga a disposición judicial y el tipo salga por la otra puerta. ¿Un ejemplo? Respetando la intimidad de las personas, una familia que recibe amenazas de muerte graves y creíbles del artículo 169 de 1 a 5 años de prisión y por parte de individuos peligrosos. La Policía riza el rizo y les detiene. Este delito es competencia del Tribunal del Jurado ¡Ay, vaya por Dios, con lo difícil que es conseguir en Ceuta a un Jurado! ¿Solución? No calentarse los cascos y mandar el tema a faltas tipo “Te voy a partir la boca” dejar a los elementos en libertad y a la familia aterrorizada. Las leyes están para cumplirlas pero ¿Quienes son los responsables de interpretar y aplicar? ¿El delegado de Gobierno? Pues no. Son jueces y fiscales y si no lo hacen correctamente porque todos los humanos estamos sujetos a un margen de error, entonces políticos y policías pueden multiplicarse por tres, porque la inseguridad continuará. La Justicia es más que enjaretar juicios rápidos para condenar a tres años a todos los individuos, algunos de ellos unos desgraciados víctimas de la crisis, a los que pillan en la aduana con hachís ...

La Justicia y su esencia es saber interpretar con imparcialidad, inteligencia y coherencia, atendiendo a la realidad que se vive y al grado de alarma social que llevan implícitos determinados delitos. Alarma más un incendio en un bloque habitado que una Gescartera, porque en los incendios se pierden los bienes materiales pero pueden costar la vida, mientras que en las estafas se pierde el dinero pero no peligra la integridad física.

¿Atentado contra las personas? Queda claro el significado de las palabras del Delegado que quiso poner de manifiesto la existencia de un riesgo real para la vida. El Delegado no es jurista y no tiene por qué conocer al dedillo cada delito del código ni saber las características del incendio cuando pone vidas en peligro y causa daños importantes, lo que sí conocerá sin duda es la escasa importancia que se le ha venido dando a unas acciones criminales que merecen una respuesta penal rotunda.

Las penas deben tener un aspecto disuasorio fundamental, si muchos violentos no andan a palos por las calles es porque saben que irán a prisión, “conocen” las consecuencias de sus actos. Si no hay más borrachos al volante es por las nuevas leyes de tráfico que castigan con dureza la conducción bajo los influjos del alcohol. Si en los años 80 una pobre mujer recibía una paliza del esposo, la echaban de comisaría, luego se tuvo que legislar contra la violencia de género y los jueces aplicar una ley desconocida hace dos décadas. Las leyes se reforman y los criterios cambian, así como los Delegados de Gobierno.
 

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