Nadie dudaba que el PP iba a ganar
las elecciones de Andalucía, pero incluso los más pesimistas
pensaban que su victoria sería por una gran diferencia sobre
el PSOE y lo primero, la victoria, se ha dado, pero lo
segundo no, tan sólo tres escaños de diferencia.
Con este resultado, haber ganado por vez primera en
Andalucía, al PP se le pone muy complicado poder formar
gobierno, porque la izquierda unida, así se llenarán también
estos otros, pondrá freno a las posibilidades de que el PP
gobierne.
Con los resultados de estas elecciones son varias las cosas
que se dejan entrever, y lo primero de todo es que en el
PSOE son más “listos”, no más inteligentes, pero sí que
están mejor dispuestos para llevar a cabo cualquier tipo de
pillería que les beneficie.
Y esto se deja notar, en primer lugar en el hecho de no
haber celebrado los comicios autonómicos cuando fueron las
elecciones generales, que era el momento más bajo para sus
intereses. Desde entonces han ido limando, han ido
recortando el terreno, hasta “casi llegar al empate”, que
faltó poco para que se diera.
Es más, la serie de escándalos, más bien escandalazos, de
los últimos meses en el PSOE los han sabido ir esquivando
con mentiras, con ¡Y tú más! Y así han evitado el KO que
tenían encima, con lo que ahora con la ayuda de los otros
izquierdosos, sus parientes de IU podrán seguir gobernando
y, al mismo tiempo, les podrán dar algo, aunque sea de las
migajas, a los subordinados de Cayo Lara.
Y el PP, entre tanto, pues únicamente haciendo el Don
Tancredo, yendo de humilditos, con cara de discípulos de las
hermanas ursulinas y dejándose pisar el terreno, hasta el
último instante.
Ahora ya se puede decir, si Arenas con lo que había en la
Andalucía del PSOE no ha sabido arrollar en estas
elecciones, lo mejor que puede hacer es retirarse a meditar
a un monasterio, le recomiendo Silos, a hacer penitencia
allí por el poco tirón que ha tenido en estas elecciones.
Es cierto que ha ganado las elecciones, es cierto que antes
jamás se había logrado esto, pero también es cierto que
ningún político tuvo tantas y tan buenas oportunidades como
le han dado a él, por lo que lo mejor que podría hacer es ir
dejando el primer puesto a alguien con más fuerza y con más
ganas de ganar, porque él parece que se ha conformado con lo
que iba cayendo del Cielo.
El candidato del PP, Javier Arenas, ha vuelto a fracasar,
cuando mejor lo tenía para haber arrollado. Su triunfo, con
50 escaños, no llegó ni de lejos a lo que se esperaba y ya
se sabe que el PP, si no tiene mayoría absoluta no va a
poder formar gobierno.
Frente a esto, los socialistas, en su auténtico feudo,
Andalucía, mantuvieron lo más que podían mantener, con un
suelo muy sólido y aunque perdieron 9 escaños, no los
perdieron a favor del PP, sino a favor de IU, con lo que se
puede hablar de “los mismos perros aunque con distintos
collares”, porque en vez de en el PSOE los escaños están en
IU y con 47 escaños Griñán y los suyos, ya veremos a qué
precio, seguirán gobernando y arruinando un poco más a
Andalucía, algo que, por otra parte, no parece preocupar
demasiado a los andaluces que ya están acostumbrados a ver
arriba a los mismos, con lo que saben, también, lo que dejan
caer para todos los otros.
Con el frenazo al PP, por parte de la izquierda, Arenas a lo
único que puede aspirar es a ser el jefe de la oposición.
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