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OPINIÓN - MARTES, 27 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Antes que me lleve la marea
 


Javier Chellarám
javierchellaram@elpueblodeceuta.com

 

Si tenía guardada la historia, que me llegó por carta, y que la dejé de mirar, la que dejé olvidada y que la semana pasada, me volvió a llegar a mis manos, rebuscando el maletero del coche, las cosas de la playa, porque el sol apretaba, y antes que me arrastre la marea, quiero contar, quien murió con honor, porque era un encargo, para sus amigos y sus compañeros, si le esperaba la Comunión de su hija, y el tenía tantas ilusiones, que siempre decía, hago esto... ahora que las niñas son pequeñas, y si lloramos en cubierta, porque teníamos las botas... puestas...

Han pasado los ecos del Dia del Padre, y en mi ahogo y el sentimiento que a veces aflora en mi alma, a nuestros padres, que se fueron, ahora que nosotros nos toca ser en esta vida, y hasta tenemos el privilegio de ser abuelos, con el llanto perdido por haber servido también, de alguna manera u otra, en la Armada Española, y a los críticos con las Fuerzas Armadas, mi homenaje a los que arriesgan y pierden sus vidas.

Palabras del Oficial Alonso Alvarez, cuando escuchaba en radio, el accidente del helicoptero de la Armada, en Misión Humanitaria en Haití, y llamó como por presentimiento, a Regli, para preguntar por Fernando, su marido, que formaba parte de la Misión.

Ella, que no había escuchado la noticia, Bien, muy bien, esperando el regreso, que está ilusionado con la Comunión de Sofía. a los 10 minutos suena el teléfono, y Regli con el llanto rota de dolor, nos dice, “mi marido ha muerto, iba en ese helicoptero”.

Fernando y sus compañeros, caidos en el cumplimiento del deber, y cuando la pena nos alcanza, por un compañero perdido, cuando el adiós dolorido, busca en la fe su esperanza.

Las botas de Infantería de Marina, si Fernando, tenía que traer las botas para los infantes de Marina, era su misión, y las botas no llegaban, se llamaban a todos los estamentos, y regresaba feliz de Santo Domingo, porque las botas habían llegado, se lo habían confirmado la tarde anterior. y como una premonición y casualidad del destino, las cargó... en el otro helicoptero, las botas, por fin las botas, y el deber cumplido.

Lloramos en cubierta, fué mi artículo de homenaje a aquellos marineros, Fernando Torija, Manolo Dormido, Francisco Forné y Eusebio Villatoro, lo demandó el hono y obedecieron/ lo requirió el deber y lo acataron /con su sangre la empresa rubricaron / con su esfuerzo la Patria redimieron.

Y una formación en cubierta del L-52 Castilla, Los Infantes de Marina con sus botas nuevas en el funeral celebrado a bordo.

Si la historia vino a mi, la leí, la guardé y el otro día, me volvió a mis manos, no quería permanecer guardada, sólo para la Armada Española, esta vez es para todos , para el resto de la población ceutí y al que le llegue de alguna manera, la podía guardar, para alguna festividad, pero antes que me lleve la marea, esta es la historia, de uno de los nuestros.

Por servir a llevar la paz, la tranquilidad, el consuelo, el apoyo a una nación desvastada, y por servir a unos compañeros, y con un diario , guardado y cargado de ilusiones, no supieron morir de otra manera.
 

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