LUNES 19.
La calle está que trina contra los políticos. Hasta el punto
de que uno saca a relucir el nombre de Juan Vivas y
otro responde a media vuelta de manivela: “Ese tío se
distingue únicamente por ser más cumplido que un luto”.
Significado de la frase hecha: persona excesivamente
protocolaria, y cursi en sus relaciones con los demás, por
demasiado ceremonioso. Y a partir de ahí se suscita la
discusión. De la que los políticos salen malparados. La
política, dice un tercero, atrae a los sinvergüenzas como la
miel a las moscas porque la política es poder, y el poder
dinero, que es lo que buscan esos. Bueno, dice un cuarto
contertulio, hay políticos honrados, pero tarde o temprano
no sé cómo se las apañan para rodearse de amistades
peligrosas. La prueba más evidente de que los políticos son
lo que son…, responde otro participante de la reunión, está
en cómo no dudaron en crear empresas innecesarias, en las
comunidades autónomas, con el único fin de colocar a
parientes, amigos, simpatizantes, etcétera. De modo que
fueron aumentando los empleos de asistentes, colaboradores,
y asesores. Y qué decir de los dineros gastados en la orgía
permanente de los banquetes y festejos. Todo un derroche sin
límites; un despilfarro constante. Una manera de dilapidar
los dineros de los impuestos. Lo dicho: la calle está que
trina contra los políticos. Se han ido ganando la aversión
de la gente. Mala cosa.
Martes. 20
Me topo con Guillermo Romero a la altura de Zurita:
óptica donde suelo yo hacerme mis gafas. Y nos ponemos a
charlar en plena calle. Le pregunto por su salud, de la que
no anda muy sobrado, y mientras me pone al tanto de sus
dolencias, me parece estar viéndole cuando, treinta años
atrás, estaba esperando que yo descendiera del barco para
llevarme a la sede de la entonces Agrupación Deportiva
Ceuta. Guillermo, que era secretario técnico del club,
siempre recuerda las dificultades que tuvo para fichar a
Bea: defensa que jugó varias temporadas en Primera
División, y que, tras pertenecer al Lorca, aceptó venir a
Ceuta. Un logro en todos los sentidos; puesto que Bea hizo
una temporada extraordinaria. Consiguió goles, muchos goles;
fue defensor eficaz, contundente, y sobre todo dejó huella
como persona. Suso, apelativo por el cual todos le
mencionábamos, está entre los futbolistas, dirigidos por mí,
que más aprecio. Cuando Guillermo Romero termina de contarme
sus alifafes, le menciono el nombre de Bea, y aprecio en su
cara la mucha satisfacción que le produce el recuerdo de un
pasado que vivió intensamente. A mejorarse toca, querido
Guillermo.
Miércoles. 21
Partido Villarreal-Madrid. Los nervios me comen. Pues sé que
mi equipo necesita marcar dos o más goles para ganar. Ya que
mi equipo, que es el Madrid, está pasando por una crisis de
portero. El que tiene, un tal Casillas, tan laureado él, y
por tanto convertido en mito, está pegando petardos. El
último, frente al Málaga, nos costó dos puntos. En el
Madrigal, desde el principio del partido, vuelve a
evidenciar que sus defectos son ya crónicos. Verle actuar en
los balones por alto me causaría hilaridad si no fuera
porque uno es del Madrid fetén. Y propicia, como no podía
ser de otra manera, lo contrario: que el corazón se me
acelere viéndole a merced de los rivales. Su golpeo de balón
es también cachondeable para quienes sean neutrales como
aficionados. Pero mi ser merengue es tan acendrado que su
manejo del esférico con los pies me hace acordarme de todos
sus... Bueno, de todos los suyos. Casillas, portero
sobrevalorado donde los haya, va de mal peor. Ahora mismo,
cualquier otro portero sería más rentable para el equipo.
Falta. Cuando el partido está a punto de terminar. A
Casillas se le nota que está fuera de sitio. Senna es
el encargado de lanzarla. Gol. Dos puntos menos y los
jugadores del Barcelona celebrando la cantada del mejor
amigo de ellos: Iker. El hombre de moda en la televisión y
en las revistas rosas. El mismo que está haciendo todo lo
posible por evitar que su equipo, el mío de toda la vida,
sea campeón de Liga.
Jueves. 22
Me sumo a la charla que mantienen Alberto Gallardo,
Antonio García Mena y José Antonio Artiel Lara.
Tardo nada y menos en percatarme de que mi paisano, Artiel
Lara, lleva un brazo en cabestrillo y le pregunto acerca de
por qué está como un eccehomo. Ya que la huella del dolor
todavía se le refleja en la cara. Lo cual aprovecha García
Mena, jefe de los servicios médicos de la Policía, para
contarme que José Antonio pudo matarse cuando trataba de
auxiliar a una mujer que cayó desde una altura considerable
en los exteriores del edificio que acoge el teatro-auditorio
diseñado por Álvaro Siza. Las piernas del funcionario
perteneciente al Cuerpo Superior de Policía están repletas
de heridas. Corría, según me dice éste, por las escaleras
para socorrer a Paqui Vega Durán, cuando resbaló y
perdió el equilibrio. Cayendo desde una altura de seis
metros. También me intereso por la salud de Gallardo, quien
mejora con celeridad de lo suyo. Luego, como no podía ser de
otra manera, se habla de fútbol, de política, y de cómo la
crisis económica está haciendo estragos. Cosas de la vida.
Viernes. 23
Larga conversación con Antonio García Gaona. El tema
es el que está de actualidad: la crisis económica. La de
personas que están pasándolas canutas. Y cómo él, que es
empresario, se ve obligado a trabajar duramente para salir a
flote en momentos tan complicados en todos los sentidos. Una
vez más, me cabe decir que García Gaona y yo hablamos de
manera que parece que nunca yo le haya criticado con
severidad. Y es así por una razón que no me canso de
propalar: Antonio es un tipo que sabe encajar los golpes
como pocos. Ni un mal gesto. Ni un desaire. Ni nada de
ponerse farruco. Cualquiera que nos viese pegando la hebra
jamás se le ocurriría pensar que hemos tenido motivos para
disentir. Ya que a veces mis opiniones por su modo de actuar
como presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta han sido
duras. Pero García Gaona procuró siempre hacer bueno eso de
que hablando la gente se entiende. Y hablando, como él sabe
hacerlo, siempre hemos conseguido limar asperezas y, sobre
todo, he llegado a la conclusión de que Antonio merece buen
trato. O sea.
Sábado. 24
Los sábados suelo pasear por la ciudad. Y frecuentar los
sitios donde alternar es un placer. En uno de ellos me
encuentro con Aurelio Mata Padilla, arquitecto. Del
cual he escrito ya en varias ocasiones. Pero es que Aurelio
tiene más que merecido el que uno le dedique una vez más un
espacio en esta miscelánea. Sobre todo porque sigue viviendo
intensamente los problemas de la Asociación Deportiva Ceuta.
Y por más que le aconsejo que se olvide del asunto, él
insiste en que no acepta que el equipo pueda desaparecer.
Una desaparición que flota en el ambiente. Y, claro, se lo
comen los demonios. Aurelio me pregunta los motivos por los
que el primer equipo de la ciudad está viviendo semejante
pesadilla. Y yo le respondo que me resulta imposible dar mi
opinión. Por razones obvias. Aunque bien me gustaría
expresarme con claridad meridiana al respecto de cuanto
viene aconteciendo. Lo único que puedo decirle a Aurelio es
que la situación que se está viviendo no me sorprende. Pues
conozco a quien debo conocer. Y punto.
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