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OPINIÓN - DOMINGO, 25 DE MARZO DE 2012

 

OPINIÓN / SNIPER

La burbuja inmobilaria en Marruecos
 


José Luis Navazo
yebala07@yahoo.es

 

Mientras lean éstas líneas, hoy domingo las principales ciudades de Marruecos se aprestan a vivir otra jornada del Movimiento del 20 de Febrero (M20F) que, insisto, ni está muerto ni mucho menos enterrado. En Rabat la manifestación saldrá a las 16.00 desde donde siempre, la Plaza Bab El Had, estando previsto que ésta vez avance hasta las puertas del Parlamento, siendo convocada bajo el título “La libertad de manifestarse hasta la caída de la prevaricación y el mal gobierno”. En el norte, de Tánger a Tetuán y sobre todo en Alhucemas, también están previstas una serie de marchas que a ver cómo acaban en la luminosa y bravía tierra de la lavanda, de la que un día de éstos les escribiré con más profundidad.

Por cierto la que se ha empezado a poner las pilas y retomo en unas líneas la columna del pasado domingo dedicada a la memoria de la adolescente Amina Filali, es la ministra “pejedista” de Solidaridad (Mujer, Familia y Desarrollo Social), Bassima Hakkaoui, quien el pasado miércoles visitaba en el barrio casablanqués de Sidi Othmane el hogar para madres solteras de la Liga Marroquí para la Protección de la Infancia, ofreciendo la ayuda de su ministerio mientras, de paso, defendía por primera vez públicamente la causa de las madres solteras y de sus hijos. El gesto, nada banal, es más importante de lo que parece al venir de de una ministra de cuño ideológico “islamista” pero, a la vez y por lo que la conozco, sensible y de talante humanista. Bassima Hakkaoui parece escuchar y está en la brecha, bien por ella.

¿La “burbuja inmobiliaria”...? Marruecos ha ido capeando al no depender las empresas de construcción tanto de la financiación bancaria, merced a cierta situación estructural de todos conocida. Pero mientras la sequía aprieta y el Reino, ojo avizor, importa cereales a diestro y siniestro, la burbuja inmobiliaria marroquí amaga con reventar relegando a una minucia la gravísima crisis del cemento en España. Las comparaciones son odiosas pero así están las cosas: la crisis avanza al trote en el vecino país, mientras los disturbios en las ciudades y villas del interior se acumulan sobre las espaldas del nuevo gobierno. No sé lo que le habrán contado días pasados en Tánger al presidente de la Cámara de Comercio de Ceuta, Kalim Boulaix, ni como verá la situación el presidente de ADESC, Abdelmalik Mohamed, quién también se acercó por allí pero les cuento: junto a la corrupción rampante y el lavado de dinero, a la orden del día, los proyectos inmobiliarios inacabados y/o abandonados, se cuentan ya por decenas. El titular del último número de La Vie Éco , del 23 de marzo, es tremendo, se lo reproduzco porque yo nunca, nunca digo, me invento nada (otra cosa es que no lo cuente todo): “Inmobiliaria en Tánger: el gran lío”. En síntesis: “Los compradores internacionales, los MRE (emigrantes) y los locales que se presentaban hace cinco años para comprar una residencia secundaria han desaparecido. La demanda ha bajado el 80% y los precios han conocido caídas de hasta el 65%”. El semanario apunta a la histórica capital del Estrecho como “una villa muerta”, si bien todavía estarían en movimiento los alojamientos sociales pues Tánger concentraría, atención, el 25% de los que actualmente se construyen en todo Marruecos Sería interesante saber qué opinan al respecto los ceutíes citados y a ver cómo evoluciona la economía marroquí como presunto motor del estancamiento económico de Ceuta, soportable solo mientras siga llegando ayuda de Madrid o de la Unión Europea. Y no solo en Tánger:en la cercana Martil los pisos y apartamentos recientemente construidos y vacíos son ya legión. Un síntoma: el gigante español del turismo Barceló acaba de abandonar el complejo de Saidía (un fiasco por cierto), sito en la costa rifeña más allá de Nador y cercano al Muluya, camino de Argelia. Es lo que hay, digo. Visto.

 

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