Y menos aún en política donde
cualquier decisión o resolución siempre está sometida a
análisis y a críticas. No es de recibo, según se desprende
de numerosas opiniones recabadas aunque no todas
imparciales, que antes de manifestar ante la ciudadanía
mediante comparecencia o nota del gabinete de prensa, el
montante de la deuda que arrastra la Ciudad Autónoma con los
proveedores, bancos, pymes, autónomos y demás, se estén
tratando los recortes de todo tipo.
La inquietud que late en ciertos sectores se fundamenta en
el desconocimiento real de la cuantificación de la deuda y
se pone cómo ejemplo el desembarco del Gobierno de Mariano
Rajoy cuando, por fabulaciones de los socialistas, pensaron
encontrarse con un determinado déficit cuya cifra estaba
“amañada” y que resultó ser dos puntos superior. Cifra
“auténtica” del déficit público, encuentros en la cumbre de
la Unión Europea, duras negociaciones a nivel Estado y
compromiso de reducción del déficit. A partir de ahí, sólo a
partir de ahí pudieron Rajoy, Soraya y de Guindos trazar una
estrategia de ajustes a nivel nacional, con una dura
política de contención de gasto y posteriormente el anuncio
de una reforma legal que aparecerá en breve para penar los
comportamientos de los cargos despilfarradores.
Lo que preocupa a nivel de Ceuta es saber con exactitud si
la Consejería de Hacienda e Intervención tienen en estos
momentos totalmente claro el débito de la Ciudad. El plan de
pago de los proveedores aprobado por el Gobierno va
permitiendo que aflore parte de la deuda que mantiene la
Administración, habida cuenta de que cuando el Gobierno de
la Nación decidió dar árnica a los asfixiados Ayuntamientos
a través de las ventajas del crédito ICO se señaló que los
acreedores habrían de “ponerse en la lista”.
La cuestión es, ¿tendrían que haber esperado los recortes a
saber cual es la deuda viva y real de la Ciudad? Porque si
la deuda es menor se podrían hacer “menos” recortes y si es
mayor a lo esperado “mayores” han de ser los ajustes. ¿Y si
la deuda es mayor de lo esperado? ¿Tendríamos que soportar
nuevos recortes y otros dos meses de negociaciones entre
Gobierno y sindicatos?
Lo fundamental es la claridad en las cuentas y en los
conceptos, tanto se tiene y tanto se adeuda, con tanto
podemos contar y tanto se puede gastar, es decir, claridad
en las modificaciones en el presupuesto que se aprobó cuando
aún no están aprobados los Presupuestos Generales. Y más
calidad e inmediatez en la información.
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