El Centro de Educación Infantil “Mi pequeño mundo” enclavado
a escasos 15 m. de la calle Real ya ha comenzado a
matricular al alumnado y a realizar entrevistas de los
padres que desean para sus hijos una educación bilingüe,
prácticamente desde la cuna.
El concepto de “college” inglés de importante implantación
en toda España, tiene en esta escuela su primer exponente en
la ciudad. Dirigido por la licenciada en Empresariales
Fátima Amar y con un profesorado cuidadosamente seleccionado
y con auténtica vocación pedagógica, la enseñanza se
dirigirá a conseguir un manejo absoluto de ambos idiomas,
inglés (con acento británico) y español, así como a inculcar
en los alumnos los hábitos de estudio, disciplina,
urbanidad, buenos modales, compañerismo y capacidad para
trabajar en equipo.
El objetivo de la dirección del centro es dotar del mayor
bagage cultural a los pequeños educandos y así mismo
incentivar en ellos la Inteligencia Emocional, la empatía,
la generosidad, el concepto de premio o recompensa como
contrapartida al buen comportamiento y al interés por
aprender y la realidad de que se puede jugar aprendiendo y
aprender jugando, para destacar tanto las cualidades
individuales cómo las cualidades del esfuerzo colectivo.
En una superficie de mil metros y con una cuidada decoración
que va variando por aulas, merece destacarse el espacio
dedicado a los juegos con un parque infantil con tobogán,
columpios y piscinas de bolas, porque se considera el juego
una importante oportunidad educativa que se puede
desarrollar teniendo cómo fondo clásicas canciones
infantiles en inglés para que los alumnos acaben por
memorizarlas y amplíen vocabulario sin dejar de divertirse.
Cómo oferta por la puesta en funcionamiento del centro, la
matrícula será gratuita hasta el mes de septiembre y la
escuela está diseñada para niños de 0 a 6 años, abarcando
así una etapa fundamental para el desarrollo de las
facultades psicomotrices y la adquisición de buenos hábitos
y mejores modales por parte de los pequeños. La generalidad
de los progenitores no quieren para sus hijos una enseñanza
laxa ni anárquica y menos aún tienen el concepto de “escuela
infantil” cómo una especie de “aparcadero” donde dejar a los
niños, sino que quienes están acudiendo a las entrevistas
con Fátima Amar tienen muy claros los conceptos y más claro
aún el que es desde la cuna desde donde se comienzan a
desarrollar las capacidades en toda su plenitud y que en los
centros pedagógicamente más señeros se enseña matemáticas
por el sistema de láminas con puntos a bebés que no han
comenzado a andar. “Mi pequeño mundo” quiere tener el
privilegio de ser el centro educativo de unos alumnos que
están en los años del “cerebro esponja” con una
impresionante capacidad de aprender hábitos, normas,
conceptos, actitudes y conductas. Inmersión total en inglés,
alternancia de esfuerzo, recompensa y juego, mucha música
para educar el oído, canciones en coro, iniciación en el
ritmo y la percusión y en las primeras nociones del arte con
la utilización de los colores y los volúmenes. Un proyecto
ambicioso y elitista que ha encontrado una excelente acogida
entre los padres más exigentes y al tiempo una oportunidad
para los alumnos que habrán de enfrentarse el día de mañana
a unos colegios y universidades cada vez más competitivos en
los que prevalecerá el concepto clave de ”excelencia”. Y
todos sabemos que la cualidad de ser “excelente” puede a
veces ser innata en un número de individuos muy limitado,
pero que mayoritariamente se compone de capacidades
adquiridas desde la infancia cómo resultado de una educación
en normas, principios y valores que el niño va asumiendo de
forma espontánea a partir del ejemplo y de unas directrices
impuestas con afecto y psicología,infinita paciencia, enorme
cariño e infatigable insistencia. Los principios del centro
se basan en que los mejores padres no son en absoluto los
que “más permiten” ni los que “más regalan” sino quienes
tienen la capacidad para hacer cumplir con guante de seda
las reglas y los que acostumbran sus hijos a diferenciar
entre acción y recompensa y mala acción y reproche más falta
de recompensa.
En un centro educativo se ha de enseñar mucho más que a
recitar los colores en un par de idiomas y a ordenar los
materiales en las aulas, se ha de ir más lejos que hacer
comprender a los pequeños cuando hay que esforzarse y
cuando, como premio, se va a jugar, educar es formar “dar
forma” a unos niños para que sean buenos alumnos y mejores
compañeros desde la enseñanza de lo esencial del respeto,
respeto a los otros alumnos, a los profesores, a los juegos
y juguetes comunes, a los materiales, a los uniformes
escolares, a la propia escuela, porque “respetar es querer”
y no saber respetar es no saber querer.
Los padres siempre repiten el argumento de que el mejor
patrimonio que pueden dejar en herencia a sus hijos es la
educación. Porque es la mejor inversión que existe. Fatima
Amar lo sabe.
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