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OPINIÓN - JUEVES, 22 DE MARZO DE 2012

 
OPINIÓN / ANALISIS

La pelota está en el tejado de la Policía

Por Nuria de Madariaga


La pelota está en el tejado de la Policía, eso se comenta en los mentideros en lo relativo a los mangantes que han aparecido en las televisiones alardeando de sus delitos sin ningún pudor en una especie de zafia provocación que no va a quedar sin respuesta. ¿Si las cámaras de televisión llegan cómo es que la Policía no llega? Pues ahora “debe” llegar sin los remilgos de que al día siguiente salga algún vecino de algún enclave acusando a los operativos de “exceso” o de “brutalidad”.

No es para “rasgarse las vestiduras” pero sí para considerar si se ha actuado con demasiados miramientos por mor de concepciones erróneas y desfasadas. De hecho las leyes penales van a endurecerse y la desobediencia y atentados contra agentes de la autoridad van a imitar a la normativa francesa que es de órdago. Una pedrada a un policía van a representar años de cárcel así que habrá que plantearse por parte de los delincuentes el hecho de que la tolerancia 0 de los nuevos tiempos va a conllevar “impunidad 0” cómo en Europa donde son capaces de desalojar a cientos de vecinos por tal de detener a un sospechoso. ¿Y pasa algo por actuar con rigor? Sí, pasa que los buenos se alborozan y los malos se lamentan, como ha sido toda la vida desde que el mundo es mundo.

La erradicación de la delincuencia en Ceuta cuenta con el apoyo sin fisuras de la ciudadanía y cualquier iniciativa será recibida de manera positiva siempre que implique una demostración de que Ceuta es un lugar “muy incómodo” para delinquir ¿Un ejemplo? Lo pondré muy cercano ¿Existe alguien lo suficientemente estúpido como para ir a cometer delitos a Marruecos? Opinarán conmigo que el mérito de los vecinos es que no tienen complejos a la hora de actuar.

El reportaje televisivo sobre la barriada del Príncipe, creador de tamaña polémica en esta ciudad no ha hecho sino seguir la línea habitual de los entretenidos reportajes de “Callejeros” siempre dispuestos a retratar ágilmente una realidad marginal existente y que es real, a lo largo y a lo ancho de toda España.

Cómo somos España no íbamos a ser una excepción a la hora de filmar el reportaje-denuncia con sus pinceladas de morbo, los kíes o los calorro-macarras de los respectivos enclaves alardeando de conductas delictivas, un toque de autoflagelación social. ¿Y cuantas barriadas y enclaves de, por ejemplo, Andalucía, han servido de tema para “Callejeros”? Docenas o un centenar directamente y voy apuntando bajo. Así en las pantallas hemos visto imágenes de trapicheo con drogas en cada esquina de cada barrio “dificultoso”, prostitución poligonera de desgraciadas mujeres ateridas en las carreteras más el correspondiente proxeneta vigilando, poblados chabolistas con supermercados de drogas cómo las Barranquillas madrileñas que, a falta de transporte público gozaba de un servicio de coches-cunda (llamados así por las conducciones de los presos de cárcel a cárcel) donde se apiñaban los drogadictos, a precios económicos, para ir a pillar sus dosis. El mundo es así y hay de todo, ni existe la Arcadia ni se encuentra el Mundo Feliz en parte alguna del globo, ni en los mismos paraísos fiscales.

La realidad española es como es, con sus buenas personas y con el contingente de “malos” inevitable en toda sociedad que no sea la de Corea del Norte, porque allí hay más control y los ciudadanos son cómo fotocopias o la de los duros regímenes totalitarios donde los malos no se encuentran en los suburbios sino en los palacios. Pero en todas partes hay marginales y drogadictos y poligoneras y bandas y mafias. ¿Y por qué en Ceuta íbamos a ser una excepción?

Tampoco merece la pena “dramatizar” el reportaje del Príncipe, porque hay menos de lo que se encuentra en otros puntos de la geografía. “El trapicheo”, los mangurrinos que queman y desguazan los coches y un imprudente que habla con su colega por el móvil y resulta que el colega está en prisión y eso va a motivar que se realicen registros, cacheos, incordios y perjuicios para los presos, que bastante tienen ya con lo que tienen . ¡Cuanta zafiedad!

Pero la ciudadanía se sigue preguntando cómo llegan las cámaras y no la policía a determinados enclaves ... El reportaje del Príncipe refleja una milésima de la realidad de Ceuta, pero el punto de España que está libre de una pincelada marginal que tire la primera piedra. Porque no lo hay.
 

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