Ser portavoz del Gobierno es tarea
difícil. Y lo podría ser mucho más si los medios se lo
propusieran. Tan complicada como para llegar todos los días
a casa sin ganas de nada. Así me lo confesó un día alguien
que procuraba que la imagen del alcalde no sufriera
menoscabo alguno. Un alcalde, por cierto, que metía la pata
a cada paso.
Yolanda Bel, cuando aceptó ese cargo, comenzó a
cumplir los años de dos en dos. Y un día, mirándose al
espejo, se dio cuenta de que, además de irle creciendo la
nariz, las arrugas iban apareciendo sin solución de
continuidad. Y fue entonces cuando escribí aconsejándole que
abandonara una portavocía que la estaba matando a fuego
lento. Y, en cuanto pudo, me hizo caso.
A fuego lento es como Guillermo Martínez acabará
quemándose por querer defender lo indefendible. Triste sino
para un político que aspira a consagrarse en una actividad
para la cual está sumamente capacitado. De momento, sus
declaraciones sobre por qué Melilla se ha endeudado menos
que Ceuta le han supuesto recibir varapalos. Y, claro está,
a mí me ha tocado salir en su defensa. Y, en menos que canta
un gallo, he sido tachado de todo menos de bonito por
cuantos creen que le he dorado la píldora por intereses.
Craso error. Ya que, a mi edad, lo que le suceda al tal
Martínez me importa… un carajo. Y perdonen el palabro.
Martínez, portavoz del Gobierno con muchas aspiraciones
políticas, se habrá echado a temblar cuando haya oído a
Vivas decir que “no habrá más euros para la Asociación
Deportiva Ceuta”. Debido a que sabe que le espera,
posiblemente, comparecer ante los medios para hacer hincapié
en lo dicho por el presidente de la Ciudad.
Martínez haría muy bien en indagar acerca de la conversación
mantenida por Muñoz con Susana Román antes de
comenzar la temporada. Pues de no hacerlo, es decir, si se
deja llevar por la corrientes interesadas, se puede
encontrar con un revés que lo pondría otra vez en situación
desairada. Y, si ello se produjera, difícilmente podría yo
hacerle el artículo que le he hecho en lo tocante a su
desliz acerca de la situación de Melilla en comparación con
el desbarajuste económico de Ceuta. Artículo en el cual he
dado a entender que donde hay patrón no manda marinero. Pero
no siempre está uno en disposición de ayudar a los que no se
dejan.
La situación que está viviendo la ADC es sumamente crítica.
Y la oposición ha visto cualquier subvención al club como la
mejor manera de hacer demagogia favorable a sus intereses. Y
se ha dado cuenta de que, en los tiempos de ruina económica
que corren, es la mejor baza para hacerse notar y, de paso,
acollonar al alcalde. Un alcalde que ha reconocido su
compromiso inicial con el club en el pasado mes de julio.
Pero el compromiso hay que cumplirlo. Y las pruebas sobre
los términos de ese acuerdo están a buen recaudo. Lo cual no
significa que vayan a ser oreadas. De modo que bien haría
Guillermo Martínez, portavoz del Gobierno, en documentarse
antes de reunir a los medios. Ya que no queremos que el
portavoz, por el respeto que nos merece, cometa el menor
desliz en un asunto que debe arreglarse cuanto antes.
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