Creo que no hay que culpabilizar al Grupo de Extranjería de
haber estado “algo desapercibido” en lo relativo al control
de la inmigración ilegal, porque ahí la política la marca la
Delegación de Gobierno que tiene hilo directo con Madrid y
se ve que ese hilo, a tiene más fallos que la red eléctrica
de Ceuta (que ya es decir) o iba convenientemente
embadurnado por “conveniencias” políticas y por complejos
sobrevenidos. Pero eso ya es agua pasada, que no mueve
molino, hay aires renovados en la Delegación y todos los
fraudes y pillerías perpetrados bajo el velo de un “mirar
hacia otro lado, vaya a ser que...” han tocado fondo, por lo
que llegan el cambio y la estricta aplicación de la
legalidad.
Porque hay abusos cómo los empadronamientos masivos en un
domicilio, que en la Península ya están erradicados y que no
se comprenden en una ciudad donde esta escribidora trató de
empadronarse y desistió porque el piso ofertado por mi
empresa y los mil prolegómenos acabaron pidiéndome poco
menos que la documentación de la constitución de la empresa,
la identidad de los pertenecientes a la sociedad y tantos
requisitos y tan complicados que me sentí humillada y
desistí. Se palpaba que ser celtíbera de origen, licenciada
y con un bisabuelo en el Glorioso Alcántara eran
características no muy favorables en Ceuta a la hora de
aspirar a que te admitan en un padrón municipal y ejercer
como ciudadana de pleno derecho. ¡Y eso que es mi
apartamento vivo sola! Si llego a querer empadronar a mis
hijos, uno licenciado y otro en vías de serlo lo mismo me
tienen por sospechosa de querer infringir alguna ley. ¿Ven
lo que pasa? A mí no me dieron la opción de obtener “el
papel” pese a que en mis míseros cincuenta metros no
vivieran veinticinco personas y servidora residiendo en
Castillejos. Supongo que sería cosa de los socialistas y de
la Delegación, algún tipo de directriz o conchabanza Dios
sabe con quien. Pero aquí me tienen, sin empadronar, ni las
mínimas ganas de intentarlo, pese al “cambio”.
Pero todo lo que ha venido pasando en Ceuta mientras los
responsables miraban hacia el infinito (el símbolo del
infinito es un ocho acostado) es algo con lo que se ha
bregado y muy duramente en el resto de España y los
matrimonios “amañados” entre españoles- españolas y
extranjeros que buscan “los papeles” y el asistencialismo
que ha venido caracterizando hasta ahora a los patéticos y
sucesivos Gobiernos Españoles, esa práctica es más vieja que
el pecado. Lo que no parecen cambiar son los precios, porque
siempre se han pagado los 3.000 euros de rigor para apañar
el casorio y siempre ha andado de por medio algún “enteráo”
para preparar las respuestas que hay que dar a las
previsibles preguntas para tratar de garantizar si “al
menos” los cónyuges “se conocen”. Hubo un tiempo en
Andalucía en el que llegaron cientos de nigerianos
dispuestos a emparejar con españolas y se hizo negocio,
después el negocio se truncó porque hubo una macrooperación
policial en toda España y sólo de Málaga y de una vez se
expulsaron a trescientos nigerianos, supongo que recuerdan
el timo de la lotería nigeriana y los billetes tintados
nigerianos y los millones que se movieron, pues ahí el
Gobierno funcionó con muchos cojones y muy poca corrección
política y expulsaron a centenares. Tipo el resto de Europa.
¿Y el asunto de las parturientas marroquíes que dan a luz en
Ceuta? En Melilla ha venido pasando lo mismo, lo recuerdo al
menos de antiguo, pero no hay práctica fraudulenta que una
buena ley no pueda reparar y hablo de los matrimonios de los
3.000 euros, dos años casados y divorcio con obtención de
“papeles” cómo de los pisos pateras y las que vienen a parir
en Ceuta.
De hecho existen infinidad de trucos para tratar de
beneficiarse con residencia, ayudas, subvenciones, sueldos y
subsidios exprimidos del sudor de los contribuyentes
españoles. Con 11.600.000 pobres en España eso es algo que
no nos podemos permitir, ni eso ni los complejines de la
“corrección política” de los que tantos se han venido
beneficiando, ya se sabe que del “uso” al “abuso” hay un
trecho tan corto como de lo “patético” a lo ridículo” y el
ridículo es algo que hemos venido haciendo ya bastante
tiempo. Pero el cambio es el cambio y la Policía emerge con
renovadas fuerzas tras años de estar constreñida y
maniatada. Se ha votado precisamente en contra tanto de la
“alegalidad” cómo de la “ilegalidad”, ni viviendas, ni
empadronamientos, ni casorios, ni inscripciones de
nacimiento ilegales ni alegales. Porque, cómo diría la
semióloga Belén Esteban ¡Ya está bien! quien tolera lo
intolerable no es un santo sino un imbécil y un papafrita,
aquí ha habido mucho “papafritismo” y servidora de ustedes,
para más inri, sigue sin empadronar.
|