Hay veces que cuando nos
encontramos los viejos amigos, quizá los que estuvimos codo
con codo, sufriendo en los tiempos duros de colegio, que nos
contamos las batallitas que fueron mejores o peores, de las
cosas que ocurren en la vida, al irnos, pensamos algunas
veces, bueno... y de lo que nos viene por delante que ? de
lo que nos viene por delante, es luchar dia a dia, y claro,
los años no pasan en balde, hemos subido la rampa de la
vida, de nuestra generación, la que empieza en los máster
más de cuarenta y entre cincuenta... el llano de la vida, la
que dentro de un tiempo, veremos la cuesta abajo, si algo
así como la autovía de Benalmádena, la que tenemos encima
los teleféricos y el coche, parece que pierde fuerza, y no
sabe uno con esos nervios, si es que al coche le ha pasado
algo y empiezas a meter marchas de menos velocidad, pero de
más potencia...
-Así es la vida, menos velocidad, pero más potencia, la que
te dan los galones, de haber vivido las cosas, que te
encuetras por delante cada día, la frase tan manida, pero
intemporéa, esa de “ la juventud de hoy no vale ná”, me la
decían a mí los viejos y puretas del lugar, en la década de
los ochenta, es una frase que apretándome los dientes la
pido para los niños de hoy con todas mis fuerzas, y parece
mentira que sea la pura verdad.
-Bueno, en nuestra generación, había que ingeniarselas para
ligar, para vacilar, para pasear, y para con un jersey rojo
para los domingos, unos tenis adidas, y unos vaqueros Lois,
ser el gallo del corral, el travolta, el marley... lo que
hoy serías un metrosexual, antes te decían maricón... y no
había colectivos sociales, para decir, oiga, es que usted ha
dicho maricón... y los porros, no digamos, volaban alto y
bajo, más fuerte, pero no más claro.., y los tuve a mi
alcance, pero con el aroma en el aire, quizá no me hizo
falta echar mano de ellos.
-El otro día, con ese tontódromo que se ha creado en la
Plaza de los Reyes, y la gran cantidad de aparcamientos, que
tenemos en el centro , los currantes, tuve que dejarlo en el
subterráneo de la Plaza de los Reyes, San Hermenegildo y San
Fernando, por si alguno no lo sabe... y al entrar en la
bajada al mismo, había una maraña de mediopolvos, de niños
con unos quince o dieciseis años, con mi presencia y mi
silencio, hice un gesto amigo y cómplice, como diciendo mira
dejarme pasar, y escucho ¡ deja pasar al colega! , me entró
un escalofrío por dentro, porque te dan ganas de decir, mira
cagón, ni soy tu colega ni tu tienes la categoría en el
talón de tu zapato izquierdo para hablarme así...
-Si hoy no respetan a padres, si denuncian a los que te
trajeron al mundo, te ponen un plato de comida en la mesa,
te recargan el móvil, te compran la ropa más cara, que ni
fueras Cristiano Ronaldo y encima te libraste de la mili,
que bien te vendrían dos mesecitos de Acuartelamiento y con
un rapadito de la epoca, pasar hambre y frío en el monte y
acordarte de lo bien que estabas en casa , con la comida que
te ponía tu madre al mediodía, y los bocatas que te cargabas
por las noches.
-De otra vivencia, esta hasta con más gracia, si el garaje
subterráneo, hablara, el de enfrente al MacDonalds, las
niñatas borrachas, los hombres de bien, gilipollas, donde
los haya, con sus colocones, y presa fácil para darle una
hostia bien dada, y que vuelvan con ella a hacer la Primera
Comunion... me trajeran al recuerdo, el de una chica,
bajarse para pagar el ticket, con su porrito en la mano, y
otra pareja en el coche, chachis los tres, y pegando sus
gritos de superioridad, ante el personal... jajaja me decía
y ante la curiosidad del vigilante que me decía :
¿ Javier porqué te ríes ? , porque el que me vacilen con un
porrito, y se la den de crecida, cuando no sabe ni donde
olvidó las bragas... yo decía orgulloso, hace treinta años,
en la discoteca famosa del Angulo, si aquella Mazmorra... Vi
pasar ante mí los porros más grandes del mundo, porros como
trompetas y no me asusté, ni me los ofrecieron, esos eran
porros del carajo... y ahora cuatro cagarrutas de niñatos y
niñatas cagaonas engrifás, me vuelvan a recordar lo que me
replicaban a mí: que la juventud de hoy no vale ná.
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